Cubano que llegó casi muerto a Miami en 1994, cuenta la dura travesía en el mar que marcó su vida

Luis Soler, cubano que vino en balsa en el éxodo de 1994 (Imagen, captura de pantalla, YouTube)

Luis Soler, un cubano que salió de Cuba con destino a Miami en 1994, y llegó al sur de la Florida casi muerto, cuenta cómo fue la preparación previa y la odisea que vivió después en el mar para llegar a tierra de libertad, su historia la recoge Diario de Cuba.

Explicó que en un comienzo empezó a prepararse y nadaba bastante, también se ponía al sol para que se le curtiera la piel, en medio de la euforia colectiva por abandonar el país, en plena crisis económica de los años ’90.


Cuenta Luis, sus amigos le pusieron como condición que antes de emprender travesía con ellos en una balsa, tenía que ir a ver a un babalawo, y que aunque no le convencía, tuvo que seguir las reglas del juego.

Construyeron una balsa desarmable completamente, atornillada, pero luego la preocupación era dónde armarla, se tiraron entonces por la famosa Playita de 16, por La Habana, antes hubo un ritual de santería en la casa donde armaron la rústica embarcación.

Luis y su grupo salieron con un huracán que se llamaba Chris, y estaba azotando Bahamas, uno de ellos vomitaba y seguía remando.

Al otro día en la mañana el mar estaba agitado, y había mucho viento, se empezó a nublar al mediodía, y comenzó a llover fuerte junto a la subida de las olas que llegaron a alcanzar de 10 a 15 metros.

Dos días prácticamente sin comer y sin dormir, en medio de la tempestad, a una goma de la balsa se le empezó a escapar el aire, porque se pinchó, hasta que se viró la balsa y se comenzó a hundir, allí comenzó la verdadera travesía, todo un vía crucis.


Soler recuerda estuvieron casi seis días a la deriva, flotando gracias a una goma, con septicemia, una infección mortal que casi lo mata, hasta que los buscó un buque americano.

Tras varias operaciones en Florida por el estado de su pierna, casi lo mandan a Guantánamo, cuando se dieron cuenta de que había sido el último balsero que había quedado en un limbo, y había llegado antes de que el presidente Bill Clinton cambiara la política.

Luis Soler rehízo su vida y dice metafóricamente que vive en un país que es Miami, que lo bueno que tiene es que está muy cerca de EEUU, y que cada día está más lejos de sentir a Cuba como su patria.


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