Cordero, langosta y champaña, el exquisito menú de Le Dîner en Blanc en el Club Habana, en un país de miseria y presos políticos

Cordero, pasta, langosta, vino y champaña, algunos de los exquisitos platillos y bebidas que se sirvieron ayer sábado 11 de noviembre en el Club Habana de la capital, en la ya tradicional cena anual Le Dîner en Blanc, un elegante picnic de gran escala de París que se lleva a cabo en un lugar secreto de la Isla desde hace 30 años, al que sólo tienen acceso extranjeros y la privilegiada casta.

Un grupo de norteamericanos que asistieron reveló a una fuente de CubaNet, que habrían pagado poco más de 200 dólares por pareja para cenar en el exclusivo evento, sin contar que por el «after party» querían cobrarle 100 dólares adicionales, sin embargo no llegaron a hacer el pago de este monto, porque ya les pareció demasiado.


El Club Habana abrió sus puertas a los distinguidos invitados desde las 5:00 pm, recibiendo a los comensales con un coctel de bienvenida elaborado con ron Santiago, luego fueron acomodados en la zona de terrazas con vista al mar, y mientras vestidos de blanco decoraban sus propias mesas, tuvieron bebida a su elección y música grabada.

Cabe resaltar que los invitados no sólo decoran su mesa en este prestigioso evento, sino que también muchos llevan los platillos que van a degustar durante la cena que celebra la abundancia, en un país de miseria y de cientos de presos políticos.

Otros realizan pedidos previos de los alimentos en la web especializada del evento, y la comida es elaborada por los más populares chefs del momento.

Parte de la suntuosa velada se desarrolló también con música en vivo, a cargo de la agrupación Daya Aceituno y la Banda, no obstante la fuente confirmó que gran parte de los invitados prefirió la música tradicional grabada.

Muchas de las fotos y vídeos de la cena fueron publicadas en las redes sociales de Le Dîner en Blanc, como de costumbre la indignación de decenas de internautas se hizo sentir en Facebook.


«Esto es un reflejo de hacia donde va la Revolución cubana. Felicidades a los organizadores y patrocinadores. Cada día entierran más la idea de igualdad. Por lo menos no tienen el descaro de otros que dicen una cosa y hacen otras, ustedes publicaron lo que hicieron aunque gran parte del pueblo de Cuba no esté de acuerdo», comentó Victor Aguilera, un holguinero universitario.

«El pueblo de Cuba muere de hambre y miseria, este evento es una total falta de respeto», lamentó Enzo Martinely, otro ciberusuario.

Mientras tanto los apagones arrecian en la Isla, por la supuesta escasez de combustible, y la policía intercede en las colas afuera de las tiendas en divisas, para evitar motines o golpizas entre los cubanos desesperados por comprar detergente, o cualquier producto alimenticio, como sucedió hace apenas unos días en el mercado Carlos III.

Por su parte, Germán Quintero, coordinador académico de Food Monitor Program, una iniciativa independiente que estudia la inseguridad alimentaria en Cuba, calificó a Le Dîner en Blanc como «un insulto a los cubanos», recogió Diario de Cuba.

«Movidos por la experiencia estética, se convierten en ejemplares cómplices de la tragedia alimentaria de las personas cubanas de a pie. La banalidad oculta lo evidente: toda la orquestación de este evento necesita, por fuerza, la colaboración activa del régimen, que inicia desde los permisos necesarios para ocupar el espacio público…», sostuvo Quintero.

«Este evento, a pesar de su insinuación de ser amplio es, en suma, un club privado que pretende derrochar ostentación», añadió.

Para el académico, esta cena que busca promocionarse como una celebración desinteresada, busca en realidad lavarle la cara a la dictadura, un intento de recuperar el prestigio.

«Este jolgorio gastronómico para unos ‘happy few’ (pocos felices) no solamente expresa una clase de consumo que identifica un ‘marcador’ de élites. También expresa una forma de impugnación de la lógica de un anterior sistema de consumo que se desmorona», expresó en X, sobre la exclusiva cena, el economista cubano Pedro Monreal.


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