Nueva tienda en Baracoa vende productos a precios exorbitantes para la gran mayoría de los cubanos

El consorcio militar GAESA a través de la corporación CIMEX ha seleccionado Baracoa para abrir una tienda que tiene en venta productos a precios que el cubano de a pie describe como «astronómicos». Baracoa fue uno de los municipios arrasados hace un año por el huracán Matthew.


La tienda perteneciente a la cadena de tiendas Panamericana, vende el kilogramo de carne de res, producto inalcanzable para la mayoría en Cuba, por encima de los 52 pesos convertibles (CUC) y ruedas de queso que pueden llegar a costar 1.623,30CUC, aunque actualmente se venden a 807,50CUC.

Los que están a cargo del establecimiento comercial dijeron que fue inaugurado a finales de junio y es una de las tres tiendas existentes en el país patrocinadas por la multinacional holandesa Spar en convenio con CIMEX. Las otras dos se ubican en La Habana y Matanzas.

«Para el cubano trabajador, que gana un promedio de 15 a 20 dólares al mes, es imposible comprar esa carne», se quejó un trabajador del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente que pidió mantenerse en el anonimato y dijo tener un sueldo de poco más de 450 pesos, moneda nacional. «Lo del queso es para reírse. Eso es mejor ni comentarlo», agregó.

«Lo que más me ofende no es lo que cuesta la carne de res, porque cada cual hace con su dinero lo que le dé la gana, lo que me preocupa es el tema del pollo», comentó Lázaro Matos.

«Si en otro establecimiento pagas cinco dólares por siete piezas de pollo, allí pagas diez por la misma cantidad y eso es una estafa. Además, te ponen el paquete sin el precio adentro y cuando vas a comprarlo te lo pesan, pero congelado. Y están echándole agua a los paquetes, así que te venden hielo y pollo a mayor precio», señaló.


«Eso no es para cubanos, o por lo menos no para el que vive de su salario», indicó un residente en Baracoa que descansaba en el parque central de la Ciudad Primada.

A un año del paso del paso del huracán Matthew y el paso reciente de Irma por la costa norte del país, Baracoa sufre la escasez en carne propia. Aunque muchos opinan que Irma «se apiadó» de la ciudad al dejar allí pocos perjuicios, la crisis nacional aqueja también a los baracoenses, y les afecta.

Rubén Matos, instructor de arte y profesor de música, dijo, «hubo un intento de abastecer a la población de alimentos en la primera etapa de recuperación (tras el paso de Matthew), pero no surgió lo esperado. Una tienda de ese tipo ofende a todos».

«Los productos están demasiado caros para el cubano normal que solo gana 300 pesos al mes. Imagina que adquieras una botella de aceite, un paquete de perros calientes [a precios similares que el resto de las tiendas], otro de pollo y quizás algo más. Tiene que durarte el mes completo y eso es imposible», dedujo.

«La carne de res en realidad, en Cuba, siempre ha sido algo carísimo. Ha habido un intento del Gobierno de venderla para que no se siga diciendo que en Cuba no se come carne de res, pero al final está demasiado cara. Lo que cuesta uno de estos productos equivale al salario de meses de trabajo; es una falta de respeto al pueblo. A esos precios puede que lo compre un ministro o los dueños de paladares, lo que llamaríamos la alta sociedad. Lo que más molesta es que son productos necesarios y no un lujo», se quejó Matos.

«Es una locura abrir una tienda de ese tipo en el Cuba», fustigó el arrendatario en moneda nacional, Alexander Guilarte.

«No sé a quién le van a vender esos alimentos. Yo, como arrendatario, no puedo acceder a estos productos para ofertas en mi negocio privado», dijo. «No brindo servicio gastronómico, solamente de habitación, pero si lo hiciera y tuviera que comprar las cosas a esos precios no lo haría en esa tienda porque no da la cuenta. Eso debe ser para extranjeros o para gente que recibe remesas desde el exterior».

«Esa tienda está muy confortable, pero no está acorde a la población», declaró María Isabel, de 54 años de edad. «La gente loca por comerse un pedazo de carne de res y los precios están por las nubes».

«Al principio estábamos contentos con la noticia de la apertura de la nueva tienda, pero lamentablemente no son precios para un trabajador. Allí no se puede ni entrar, ningún cubano puede entrar porque corre el riesgo de infartar. Nosotros pensábamos que la cosa iba a mejorar y esto está cada día peor», aseveró.

«Abren una tienda nueva a raíz del huracán que nos dejó sin techo, sin alimentos ni nada y es para exhibir los productos, porque con qué y cómo vamos a poder acceder a ellos», denunció el esposo de María Isabel.

Y es que después del Gran Hotel Manzana Kempinski en el centro de La Habana, colindante a los cientos de edificaciones derrumbándose que más se puede esperar.

(Con información de Diario de Cuba)


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