Cuba reguló la venta de los cilindros de gas licuado, para quienes ya adquirían el producto en el «mercado racionado», como para aquellos que lo compran de forma «liberada», dio a conocer El Nuevo Herald, citando información de la estatal Unión Cuba-Petróleo (CUPET).
Las nuevas regulaciones entraron en vigor el pasado 19 de agosto, y afectan a todas las provincias cubanas.
La prensa oficial especifica que las medidas se deben a «dificultades presentadas con el arribo de gas licuado al país», además de culpar al embargo estadounidense de impactar «negativamente en la posibilidad de contar con el financiamiento para la sostenibilidad de algunos servicios fundamentales».
El Gobierno cubano indicó también que las restricciones en la venta de gas licuado serán «por tiempo indeterminado».
El documento advierte que «los clientes normados no podrán comprar gas liberado».
Un núcleo familiar de cuatro personas tiene que esperar 32 días para tener derecho a comprar una balita de gas licuado de 10 kilogramos, a través del mercado racionado.
Al tiempo que en las casa donde viven 8 personas, la balita rinde para 18 días.
En Cuba durante décadas el gas licuado se comercializaba, a través del mercado racionado, como privilegio para dirigentes y algunas personas con necesidades especiales, sin embargo desde 2013 su venta se extendió por toda la Isla, al inicio en La Habana y en Santiago de Cuba.
Un periodista de Juventud Rebelde, que no quiso revelar su identidad por temor a las represalias, dijo a El Nuevo Herald, que «para evitar la sensación de que estamos ante una nueva crisis como la de los 90 el Partido sólo autorizó a hablar del racionamiento a los medios provinciales. Los nacionales no han publicado nada».
«Es una medida similar a la que tomaron cuando decidieron topar los precios», añadió.
La regulación parece responder a la grave crisis que se acentúa en Venezuela, que ha reducido de manera considerable el envío de subsidios a Cuba.
