
La ciudad de St. Pete Beach, una de las joyas costeras del golfo de México, estudia un plan inédito: cobrar un peaje de un dólar a los vehículos de visitantes que ingresen por sus principales accesos. La iniciativa, presentada por el alcalde Adrian Petrila durante una reunión de la comisión municipal el 3 de noviembre, busca asegurar fondos para modernizar el sistema de agua, alcantarillado, calles y drenaje pluvial, sin subir los impuestos de los habitantes permanentes.
“Los grandes problemas requieren grandes ideas”, sostuvo Petrila ante los comisionados. “Tenemos una infraestructura envejecida, presionada por el turismo y los huracanes, pero no queremos castigar a los residentes con más impuestos”.
Un presupuesto en crisis por huracanes y turismo masivo
Con menos de 9 000 residentes permanentes, St. Pete Beach recibe hasta 60 000 vehículos diarios en temporada alta. La ciudad enfrenta una brecha de 200 millones dólares en obras públicas proyectadas para la próxima década, agravada por los daños de tormentas recientes y el desgaste de servicios esenciales.
El alcalde argumenta que el sistema actual no puede sostener el ritmo de uso que genera el turismo, motor principal de la economía local. “Los visitantes disfrutan nuestras playas y servicios, pero el costo de mantenerlos recae en los residentes”, dijo Petrila.
La iniciativa impactaría en un flujo estimado de unas sesenta mil entradas diarias durante la temporada alta, una cifra que supera en más de un 600% a la población residente habitual. Según explicó Adrian Petrila ante los comisionados, la intención es que los costos de mantenimiento y modernización de la infraestructura sean asumidos por quienes hacen un mayor uso de los servicios urbanos, evitando así incrementar la carga fiscal de los residentes locales.
Según estimaciones preliminares, el nuevo “peaje turístico” podría recaudar hasta US $11 millones anuales, lo que cubriría más de la mitad de las inversiones necesarias en diez años.
Cómo funcionaría el cobro
El impuesto se aplicaría solo a los visitantes que ingresen a la ciudad en automóvil, mediante sistemas automáticos similares a los peajes electrónicos del estado. Los residentes, propietarios locales y trabajadores estarían exentos, gracias a un registro municipal que los identificaría por número de matrícula.
La ciudad prevé que los fondos se destinen exclusivamente a obras de infraestructura: renovación de tuberías, repavimentación, drenaje urbano y mejoras ambientales, especialmente en zonas propensas a inundaciones.
El equipo jurídico del municipio trabaja en la elaboración de un informe exhaustivo que evalúe la viabilidad normativa de la propuesta. Dicho documento será presentado en las próximas sesiones, con la previsión de que el asunto entre en debate oficial entre diciembre de 2025 y los primeros meses de 2026.
Obstáculos legales: jurisdicción estatal en juego
Uno de los mayores retos de la iniciativa radica en la jurisdicción de las vías de acceso. La principal arteria, Gulf Boulevard, pertenece al Departamento de Transporte de Florida (FDOT). Por lo tanto, St. Pete Beach necesitaría negociar la transferencia o gestión compartida de la vía antes de aplicar el cobro. Hasta el momento, el Departamento de Transporte de Florida (FDOT) no ha emitido ningún pronunciamiento oficial respecto a la posible transferencia de la administración de esa vía.
Expertos en derecho municipal advierten que ninguna ciudad de Florida ha implementado un peaje local sin autorización estatal, lo que podría demorar el proyecto o requerir una ley especial de la Legislatura.
Posturas divididas entre autoridades y comerciantes
La propuesta ha generado opiniones encontradas dentro del gobierno local. La vicepresidenta de la comisión, Karen Marriott, expresó reservas sobre la viabilidad legal y el posible impacto económico: “Dependemos del turismo; cualquier medida que dé la impresión de cobrar más podría ahuyentar visitantes”, señaló.
Por su parte, empresarios hoteleros y dueños de restaurantes temen que el peaje afecte la competitividad frente a destinos cercanos como Clearwater Beach o Treasure Island, que no cobran tarifas de ingreso.
Sin embargo, una parte de la población apoya la iniciativa. “No es justo que siempre seamos los residentes los que pagamos por los daños o reparaciones cuando el turismo es quien más usa nuestras carreteras”, opinó una vecina citada por medios locales.
Impacto potencial y precedentes
De aprobarse, St. Pete Beach se convertiría en la primera ciudad de Florida en establecer un impuesto de acceso local orientado a visitantes. Algunos analistas ven el plan como un experimento de sostenibilidad urbana ante la presión demográfica y ambiental que vive el litoral del estado.
Florida depende fuertemente del turismo —más de 140 millones de visitantes en 2024, según Visit Florida—, pero enfrenta costos crecientes por erosión costera, inundaciones y mantenimiento de carreteras y playas.
Economistas señalan que el caso de St. Pete Beach podría abrir el debate sobre cómo financiar la resiliencia urbana en un contexto de cambio climático y deterioro acelerado de infraestructuras costeras.
Lo que viene
La propuesta se encuentra en fase de estudio legal y financiero. Si recibe luz verde, podría presentarse a votación en la comisión municipal a comienzos de 2026. Antes, deberán completarse los acuerdos con el FDOT y el diseño del sistema de cobro automatizado. Mientras tanto, el tema ha puesto a St. Pete Beach en el centro del debate sobre el futuro económico de las ciudades turísticas de Florida: ¿deben los visitantes ayudar a pagar por el mantenimiento del paraíso que disfrutan?





