¿Salud gratis en Cuba? La atención médica “sin costo” en la Isla tiene fecha de caducidad

La atención médica en la Mayor de las Antillas es gratuita y universal, pero a costa de qué; la eficiencia de la que alardea la prensa nacional, y lo que cuentan el régimen al mundo es una gran mentira.


Cuba vive una perenne crisis económica, una inflación camuflada por la doble moneda, donde incluso el sueldo más alto del país, como el de los galenos se disipa en las compras del agro.

Luego del derrumbe del campo socialista, y de que el sostén de la antigua URSS se acabara, en la Isla comunista se contrajeron las finanzas, la economía cayó en picada, y el país nunca más ha superado la crisis, el período especial aunque disfrazado continúa, ni el “leve crecimiento” de la economía en 2017, ni el deshielo que la administración Obama promulgó con el régimen desde 2014, pudieron sacar a Cuba de la penuria.

Ramón, un campesino cubano pasó tres meses tramitando un turno médico para ver a un médico especialista en angiología, regaló medio saco de malangas y un pernil de puerco a una doctora en el policlínico de Artemisa, a unos 60 kilómetros de la capital cubana, y luego de ese largo lapso de tiempo, ella le dio la noticia de que le había conseguido a uno de los mejores angiólogos del país.

Hace un año el campesino padece de inflamación en las piernas y los brazos. “Me han realizado varias pruebas médicas y no aparece nada. El dolor de “ampanga” [muy severo] y me limita mucho a la hora de trabajar en el surco. Entonces me resolvieron un turno con un angiólogo estrella en La Habana, pa’que determinara mi problema”, relata Ramón a Diario de Las Américas.

A las cuatro de la mañana se levantó Ramón para emprender luego del desayuno el viaje a La Habana, en transporte público, a las 7:00 am logró llegar a La Covadonga, un hospital en el Cerro, fundado en 1897 y “remodelado” en el siglo XX.


“Ese día el especialista no fue. Me citaron pa’otro día y tampoco consultó. Al fin pude verlo la tercera vez que fui a La Habana. Luego del ‘regalito’ (dos ristras de cebollas, tres kilogramos de queso blanco y un billete de veinte pesos convertibles doblado- el hombre se puso pa’ las cosas”, contó el artemiseño sin perder el buen humor.

Así fue como el campesino logró que su salud mejorara y la atención con el mejor médico en la disciplina fuera personalizada.

“A cada rato viene a la finca a cargar limones, naranja agria y un saquito de papas. Ya es como de la familia”, añadió el cubano.

No es de ahora, el sistema de salud cubano hace tiempo funciona mediante el trueque, si los profesionales no pueden conseguir un salario digno les toca atender a la multitud de pacientes mediante regalías, porque la salud pública para todos es una quimera en la Cuba contemporánea.

Con la triste realidad y el desengaño de “justicia para todos”, “educación y salud gratis”, no se puede culpar ni a los médicos ni a los pacientes, los profesionales tienen que vivir, alimentar a su familia, y con el mísero salario que les paga el Estado cubano mantener a sus hijos es un vía crucis.

“Hace dos semana vinieron dos cubanos que viven en Miami para arreglarse la boca. Tuve cinco sesiones de trabajo con cada uno. Al final me dieron 150 cuc por cabeza. Con ellos resolví los gastos por el fin de año”, comenta un dentista, aludiendo a que los cubanos radicados en Estados Unidos son los más pacientes más codiciados en la Isla.

Osmel, obrero metalúrgico da su versión de los hechos: “Es más fácil ver un ministro que a un alergista. Le he dado la vuelta a toda la ciudad en busca de uno. O están de misión médica en el extranjero o pasando una maestría. Cuesta un mundo cogerles la chapa. Van a la consulta una o dos horas o no se aparecen. Tienen pacientes fijos que les regalan desde perniles de puerco hasta teléfonos inteligentes. Por el camino que vamos, es mejor que el gobierno comience a cobrar la salud pública”.

“Es una forma de concientizar al paciente, así conoce de los gastos del gobierno para tener una salud gratuita y al alcance de todos”, alega una dirigente del sindicato en un policlínico habanero refiriéndose al hecho simbólico de que en los hospitales y centros de salud cubanos se entregue a los pacientes una imitación de factura del costo real del tratamiento médico.

(Con información de Diario Las Américas)


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