Durante el periodo de acercamiento diplomático entre Estados Unidos y Cuba —conocido como el “deshielo” y promovido por la administración de Barack Obama entre 2012 y 2016— altos funcionarios del régimen cubano y familiares directos de Raúl Castro realizaron múltiples viajes a territorio estadounidense con pasaportes diplomáticos, según revelan documentos oficiales filtrados recientemente por fuentes cercanas al aparato de inteligencia cubano.
Viajes de la élite con privilegios especiales
Uno de los nombres más destacados es el de Mariela Castro Espín, hija de Raúl Castro y directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX). Según los documentos, Mariela viajó en varias ocasiones a EE.UU. acompañada de su esposo, el fotógrafo italiano Paolo Titolo, y sus hijos, Lisa y Paolo Titolo Castro. Todos fueron acreditados con visas diplomáticas, lo que les otorgó privilegios como exención de ciertos controles migratorios, escoltas y una movilidad libre en el país receptor.
Además, en varias ocasiones fue incluida en estas visitas una funcionaria del CENESEX que también ingresó con pasaporte oficial. Estas estancias, registradas como vinculadas a eventos de la ONU o foros académicos, llegaron a extenderse por hasta tres semanas, tiempo excesivo para reuniones puntuales o conferencias, según exdiplomáticos consultados por medios del exilio.
«El Cangrejo» y otros miembros del círculo de poder
Otro beneficiario fue Raúl Guillermo Rodríguez Castro, alias “El Cangrejo”, nieto de Raúl Castro y jefe de su escolta personal. Viajó en varias ocasiones a Nueva York para participar supuestamente en reuniones del sistema de Naciones Unidas, en calidad de funcionario vinculado a delegaciones cubanas.
La lista de visitantes también incluye a altos mandos del Ministerio del Interior (MININT), como Humberto Francis Pardo, jefe de la Dirección de Seguridad Personal, y Rafael Arturo Fong Puig, oficial de inteligencia con pasaporte diplomático. Ambos son figuras estrechamente relacionadas con la seguridad de la familia Castro y la represión interna en la isla.
Incluso aparece en los registros Vilma Rodríguez Castro, otra nieta del expresidente, quien realizó al menos cinco viajes a EE.UU. bajo la misma modalidad, siempre dentro del marco diplomático.
Contexto político y antecedentes
Estos viajes se produjeron en un momento de profunda transformación en las relaciones bilaterales, luego del anuncio del restablecimiento de vínculos diplomáticos entre EE.UU. y Cuba en diciembre de 2014. El gobierno de Obama impulsó una política de acercamiento que incluyó el restablecimiento de embajadas, la flexibilización de restricciones comerciales y de viaje, y la eliminación de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo.
Sin embargo, desde sectores del exilio cubano y del Congreso estadounidense —particularmente legisladores de origen cubano como Marco Rubio y Bob Menéndez— se criticó duramente que estas concesiones fueran aprovechadas por figuras del régimen para beneficiarse personalmente, mientras el pueblo cubano continuaba enfrentando apagones, escasez de alimentos, represión política y falta de libertades civiles.
Los mismos senadores habían cuestionado viajes anteriores de Mariela Castro, como su visita a San Francisco en 2012 para un foro académico. En ese entonces, el Departamento de Estado limitó su movilidad dentro de un radio de 25 millas desde su punto de entrada, en un intento de restringir su protagonismo público.
Críticas y llamados a sanciones
Tras la filtración de los documentos, un portavoz del Departamento de Estado calificó las revelaciones como una “demostración clara de la hipocresía de la élite gobernante en Cuba”. «Mientras el pueblo cubano sufre hambre, vive cada vez más sin electricidad y sobrevive en una pobreza extrema, los funcionarios del régimen, sus familias y la élite cubana siguen viviendo con lujos, incluyendo viajes frecuentes al extranjero», dijo un portavoz del Departamento de Estado.
Organizaciones del exilio en Miami han exigido una investigación formal y el establecimiento de sanciones que impidan a familiares de jerarcas del régimen utilizar pasaportes diplomáticos como cobertura para actividades personales o comerciales en territorio estadounidense. También se pide mayor transparencia en los visados otorgados bajo excepciones diplomáticas.
En el Congreso, sectores republicanos han retomado sus llamados a restringir de manera tajante los beneficios migratorios y diplomáticos para allegados del régimen, especialmente ante el recrudecimiento de la represión en Cuba en los últimos años y las continuas detenciones arbitrarias contra activistas y periodistas independientes.
Un contraste doloroso para el pueblo
Mientras la cúpula del poder se desplazaba libremente por ciudades como Nueva York y San Francisco, miles de cubanos sufrían en la isla apagones prolongados, falta de medicinas, colapsos en el transporte público y restricciones severas a la libertad de expresión.
La filtración de estos documentos no solo ha expuesto una práctica sostenida de beneficios diplomáticos, sino que ha reavivado un debate profundo sobre la política exterior de EE.UU. hacia regímenes autoritarios y el uso del “deshielo” como vía para enriquecer a una minoría privilegiada, sin cambios reales en derechos y libertades para la población cubana.