Psicólogo cubano se queja del trato a los pacientes en el Instituto de Oncología: ¿Dónde está la solidaridad que tanto repartimos por el mundo?

Psicólogo cubano se queja del trato a los pacientes en el Instituto de Oncología/Imagen tomada de redes sociales

El psicólogo cubano Melanio Ayax Borrero denunció en redes sociales la situación de los pacientes en el Instituto de Oncología, algo que calificó como un «espectáculo dantesco» por el que siente «pena, dolor y asco».

«Hace varios meses visité a la compañera de atención a la población del Instituto de Oncología, la que se mostró muy preocupada con la atención a los pacientes, los que para ella eran lo más importante. Con esto que voy a publicar no quiero responsabilizarla con nada, pues se que ella no es más que otra ficha rota de este juego de ajedrez donde los únicos que estamos perdiendo somos nosotros, el pueblo y donde la insensibilidad y la indolencia tienen batas de cualquier color, incluso blancas», explicó.


Una de las quejas que dio ese día, detalla que fue el hecho de que las mujeres enfermas, tienen que pasar mucho tiempo paradas a la intemperie, «sin poder sentarse».

https://www.facebook.com/melanioayax.borrero.3/posts/383264376010485

Las pacientes esperan para someterse a «los análisis de sangre», el lugar «es pequeño y no caben todos», precisa.

«En ocasiones hay más de 100 casos junto a estos pacientes, muchos de los cuales están recién operados o sometiéndose a quimioterapias súper agresivas, están los que tienen que curarse de lesiones provocadas por el cáncer», indicó.

«Es triste ver temprano en la mañana, lo mismo en días fríos o lluviosos como fue ayer a esas mujeres con sus turbantes y a otros pacientes con vendas en la cara, el cuello o cualquier parte, con sus caras tristes y cansadas pasar tanto rato parados o sentados en los quicios de las tapas de concreto que hay en el suelo, agrupados unos sobre otros», añadió.

Ayax Borrero ha sido acompañante de una paciente, su esposa, por un año, y ha visto como con la pandemia de Covid-19 la situación se ha hecho más precaria.


«La mayoría de estos pacientes están inmunodeprimidos por el tratamiento invasivo al que son sometidos y por el deterioro que provoca el cáncer. Estar ahí mirando a esas personas, muchas de las cuales están sufriendo dolores y un gran estrés psicológico pues saben lo cerca que están de la muerte y ver cómo los doctores o funcionarios del hospital lo ven como algo normal me tiene el corazón roto y digo que lo ven como algo normal pues no pasa nada, y de mi queja nunca me dieron respuesta, esos individuos saben el tipo de pacientes que ellos están tratando y conocen además mejor que nadie del sufrimiento por el que pasan», lamentó.

«Ese día le dije a la de atención a la población…mire solo tienen que poner unas tejas de aluminio y hacer unos bancos de cemento para que se sienten, incluso le dije que si querían yo podía ayudar a construirlo. Pero todo quedó en el aire. Yo, además de acompañar a mi esposa que desgraciadamente tiene que pasar por ese infierno, soy un profesional que trabajó muchos años atendiendo a pacientes, soy un psicólogo clínico y conozco muy bien el sufrimiento humano y aprendí, pues tuve buenos profesores, a ponerme en el lugar del que está sufriendo, pero no sé si son las necesidades o la pérdida de valores lo que nos está volviendo insensibles, tan insensibles que ya casi no sentimos nada. Qué bueno sería que dejáramos de sentir tanto miedo y tuviéramos el valor de criticar estas cosas. Esos hombres y mujeres enfermos no están haciendo una cola para comprar pollo, esas personas, muchas de las cuales están condenadas a morir, están haciendo una cola para tener una ilusión, están haciendo una cola para luchar por la vida, por esa vida que a muchos se les está yendo entre las manos», relató.

El psicólogo se cuestionó dónde está «el amor al prójimo» o los «sentimientos» y la «ética».

¿Dónde está la solidaridad que tanto repartimos por el mundo? Los hoteles que están haciendo en la calle 70 en Playa tienen unas cercas hechas con miles de tejas de aluminio y con menos de la mitad de los bloques y el cemento del muro que derrumbaron recién construido ahí mismo, podían haber hecho los bancos de concreto fríos y toscos, donde esas personas enfermas descansaran antes que una aguja de acero les rompiera la piel para sacarles sangre. He escrito mucho por aquí por Facebook, y no soy ni periodista independiente ni un carajo. No soy disidente, ni otro carajo!!!!Sólo escribo estas cosas que me duelen y que veo que proliferan a diario, quisiera escribir sólo sobre la vida, sobre el amor, quisiera llenarlos de alegría y de esperanza, pero c…!!! No puedo dejar de decir estas cosas que llevo dentro, y si algún hijo de puta va a criticarme, puede un día de lluvia temprano en la mañana llenarse los zapatos de hierba y fango frente a la entrada de los bajos del laboratorio clínico del INOR», concluyó.


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