Cubanos pasan sus madrugadas durmiendo en los carros para poder comprar combustible, ante agravada crisis energética que nunca termina

Durmiendo en los carros, así están los cubanos privilegiados que cuentan con vehículo, para poder comprar gasolina debido a las largas colas, en medio de una acentuada crisis energética que enfrenta el país, reportó Telemundo 51.

Otros, la inmensa mayoría debe madrugar y durante horas esperar a que el autobús abarrotado pase por las paradas correspondientes.


Una pareja camagüeyana durmió en el carro en medio de una inmensa fila que se extendía por cuadras para comprar gasolina en la capital cubana.

Roberto Peña, cubano de 50 años, y su esposa, tenían cita para una entrevista de visado en la Embajada de Estados Unidos en La Habana, y abastecerse de combustible es la única manera relativamente cómoda de regresar a Camagüey después de realizar su trámite.

«No encontré (combustible) en toda la autopista. Hay que esperar a que echen gasolina para poder virar», lamentó.

«Estamos en la cola para ver si es que echan. No se sabe nada», confesó.

Muy cerca de Peña, un grupo de taxistas esperan y se resguardan a la sombra, en días en que ya el caliente clima de Cuba comienza a exacerbarse por la proximidad del verano.


Escenas como estas se replican por toda La Habana y el país, debido a que la crisis económica, energética y el hambre nunca terminan en la Mayor de las Antillas, mientras el régimen continúa exigiendo sacrificios al cubano de a pie, aunque en ello generaciones enteras han perdido sus años más preciados.

«Aquí llevamos tres días. Y nadie nos dice nada. No hay información. Yo tengo dos hijos. Hay clientes que me dicen que si no los llevo no me van a llamar de nuevo. No es fácil», explica estresado un taxista de 33 años, harto de la situación, apostado en una gasolinera en las inmediaciones de la Embajada norteamericana en el capitalino Vedado.

«El cubano tiene que guardar todo. La comida la congela y si no hay trabajo, tienes dinero guardado. Así resolvemos», detalla otro entrevistado.

Al tiempo que un hombre se baja de un antiguo coche clásico azul, y empieza a despacharse gasolina, todos los de la cola observan.

Cuando el reportero le cuestionó cómo él puede y los otros no, el sujeto dijo que tiene una carta del gobierno que se lo permite.


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