Tráfico ilegal de la cotorra cubana causa preocupación entre científicos de Cuba

Cotorra Cubana. Foto: Natalia Kuzmina / shutterstock.com

Científicos en Cuba se preocupan por la conservación de la cotorra cubana y crean un programa de monitoreo de la especie en la península de Guanahacabibes, en el occidente cubano, para protegerlas del tráfico ilegal a través del mercado negro.

Amazona leucocephala, es la especie conocida popularmente como cotorra cubana, que según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, se encuentra amenazada.


Los científicos cubanos cada día más preocupados por el tráfico ilegal de esa especie por su venta en el mercado negro. El comercio de la cotorra cubana está prohibido, sin embargo la cotorra cubana es muy codiciada por la belleza de sus colores, por ser amigable con los seres humanos y por la capacidad que tienen de imitar la voz humana.

El especialista del Parque Nacional Guanahacabibes, el ingeniero Lázaro Márquez Govea, dijo a la prensa oficialista que las medidas implementadas por el gobierno para la conservación y protección de la especie no son suficientes.

Argumentando que el incremento de los precios de esta ave en el mercado negro, incita a los traficantes a involucrarse por lo lucrativo de este negocio ilegal.

Los científicos han creado una estrategia de manejo que incluye campañas de monitoreo de la especie. En el Parque Nacional Guanahacabibes se han colocado «cámaras trampa» en lugares vulnerables, que permiten observar los comportamientos de las aves, de otros animales protegidos y detectar la presencia de intrusos que buscan hacer actos de depredación.

Pero los recursos para este tipo de trabajo muchas veces son insuficientes, o falta el combustible para llegar a los lugares más recónditos. Los profesionales del medioambiente terminan muchas veces poniendo su propio dinero para poder hacer su trabajo. Faltan fondos y ayudas del gobierno para estos proyectos. 


Las campañas de monitoreo se llevan a cabo entre los meses de abril y julio, con la participación de empresas forestales, guardabosques, estudiantes universitarios y miembros de las comunidades locales.


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