Recientemente, el senador cubanoamericano Marco Rubio hizo énfasis en la imposibilidad de llevar a cabo la devolución de los más de 300,000 cubanos que están viviendo en Estados Unidos y que al ingresar a dicho país recibieron el formulario I-220A.
En una entrevista ofrecida al equipo de Telemundo 51 el político expresó: «Es imposible deportar a más de 300,000 cubanos con I-220A, simplemente porque no hay un lugar donde puedan ser recibidos, y si lo haces, van a regresar».
Asimismo, culpó al gobierno cubano del éxodo masivo imperante y calificó el panorama como un «caos». A su juicio, la escasez generalizada, la represión, la carencia de libertades y la inestabilidad existentes en la isla han conllevado a que miles jóvenes opten por emigrar en aras de procurarse una vida digna.
Incluso señaló que la permanencia de los regímenes autoritarios en Cuba, Venezuela y Nicaragua impide frenar la crisis migratoria que enfrenta Estados Unidos en el contexto actual.
Al respecto manifestó: «Si no hubiera un grupo criminal apoderado de Venezuela y no existiera el régimen castrista que ha expulsado a todos los jóvenes, el problema migratorio de este país se reduciría un 60%».
Actualmente los cubanos que poseen I-220A se hallan en un limbo jurídico en Estados Unidos. Este documento, concebido como un permiso de liberación bajo supervisión, es otorgado por las autoridades migratorias norteamericanas a migrantes que son detenidos en la frontera. Sin embargo, en el caso de los antillanos, el mayor inconveniente es que el I-220A no les permite aplicar a la Ley de Ajuste Cubano y por tanto tampoco pueden solicitar la residencia americana.
El asunto en cuestión ha alcanzado especial connotación a raíz de lo anunciado con carácter reciente por el exmandatario y candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, quien reveló que, si lograba la reelección, suprimiría el programa de parole humanitario implementado por la administración Biden en enero del año pasado.
Rubio también pertenece al Partido Republicano y es bastante allegado a Trump, no obstante, recalcó que no es factible deportar a cientos de miles de cubanos a su tierra natal, en gran medida, porque este país no posee las condiciones para recibirlos.
Por ahora, persiste la incertidumbre sobre qué pasará con los cubanos con I-220A y aumenta la tensión en los debates asociados a la compleja situación migratoria, fundamentalmente, por la proximidad de las elecciones presidenciales estadounidenses.
Lo cierto es que aquellos cubanos que cuentan con I-220A se encuentran en una posición de vulnerabilidad y a pesar de las manifestaciones que han protagonizado para exigir que dicho permiso sea equivalente a un parole humanitario y del apoyo recibido por la congresista María Elvira Salazar, solo les queda continuar esperando por una decisión que los favorezca. El exlocutor Alejandro Quintana aclaró que la mayoría de ellos son inmigrantes cuyo principal propósito es insertarse en la sociedad y luchar por alcanzar cierta prosperidad dentro de la misma amén de los obstáculos y de la discriminación con la que deben lidiar en numerosas ocasiones.
El pasado mes de agosto la mentada congresista, cubanoamericana también, envió un mensaje cargado de optimismo a los cubanos con I-220A, alegando que no había desistido de sus esfuerzos por ayudarlos a regularizar su estatus migratorio. En esa ocasión aclaró: «Sigo trabajando para lograr que los miles de cubanos con I-220 A puedan solicitar la residencia permanente a través de la Ley de Ajuste Cubano. ¡No los he olvidado!».
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