Incendios mortíferos en California ya van para el cuarto día azotando

Los pobladores del norte de California se preparaban para el cuarto día de incendio, en medio de la búsqueda de sus seres queridos y la removida de escombros en sus viviendas, exhaustos por las evacuaciones, las pérdidas materiales y humanas persisten los incendios que no se pueden controlar.


El número de fallecidos ha alcanzado niveles sin precedentes, 31 muertos, y se espera siga incrementándose, sumado a esto están los desaparecidos y heridos que se estiman sean cientos, provocado por los incendios más mortíferos que se hayan vivido en ese estado.

Los cuerpos de bomberos deben controlar los 21 focos ígneos que abarcan más de 780 kilómetros cuadrados (300 millas cuadradas), para poder entonces hablar de recuperación.

Mark Ghilarducci, director de la Oficina de Servicios de Emergencia estatal, dice a la prensa: “No estamos ni cerca del fin de esta emergencia”.

Las personas tienen que andar todo el tiempo con cubrebocas, el tupido y asfixiante humo cubre los condados damnificados.

Cientos de personas han tenido que ser evacuadas hacia las playas del norte y algunas han tenido que dormir a la intemperie durante la primera noche.


Las autoridades han habilitado edificios públicos y restaurantes para albergar a las personas, en la población costera se advierte las temperaturas descienden mucho en las noches.

El jueves, equipos con caninos entrenados comenzaron la búsqueda de cadáveres.

Al menos 3.500 hogares y negocios han sido devastados, y unas 25.000 personas han tenido que trasladarse a otros lugares, desde el domingo los incendios han despoblado barrios enteros.

La ciudad de Sonoma y Calistoga, en Napa Valley, eran pueblos desiertos, donde los bomberos pretendían detener las intensas llamas.

Chris Canning, alcaldesa de Calistoga informó: “Esta es una evacuación obligatoria. Su presencia en Calistoga no es bienvenida si no son personal de emergencias”.

Los bomberos tienen que atender los incendios, no pueden concentrarse salvando vidas, por desgracia.

Los residentes de la ciudad dejaron galletas para los bomberos al abandonar la localidad, y mensajes suplicando salvaran sus hogares.

(Con información de El Nuevo Herald)


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