En una contundente declaración pública, Alejandro Fernández Feitó, hijo de la exministra cubana del Trabajo y Seguridad Social Marta Elena Feitó Cabrera, ha decidido alzar su voz para dejar claro que su postura política es radicalmente distinta a la de su madre y para expresar abiertamente su rechazo al sistema de gobierno imperante en Cuba. Sus declaraciones, realizadas en una entrevista exclusiva con el periodista Mario J. Pentón para Martí Noticias, han generado un gran revuelo tanto en la isla como en la comunidad cubana en el exterior.
El joven ingeniero, quien actualmente reside en el extranjero, confesó sentirse obligado a pronunciarse debido al profundo impacto que la reciente controversia ha tenido en su vida personal y profesional. “Nunca imaginé que las palabras de un funcionario pudieran provocar una tormenta así, ni que mi apellido me fuera a marcar de esta manera”, dijo visiblemente afectado durante la entrevista.
El detonante: las polémicas palabras de la exministra
La controversia estalló tras las declaraciones públicas de Marta Elena Feitó Cabrera, quien ocupaba hasta hace poco el cargo de ministra del Trabajo y Seguridad Social. En medio de la creciente crisis económica y social que vive Cuba, Feitó negó la existencia de personas en situación de calle en el país, asegurando que los presuntos mendigos que se observan en las calles “se disfrazan para no trabajar”. Sus palabras encendieron una ola de indignación, no solo entre la ciudadanía cubana, sino también en medios internacionales y en redes sociales, donde numerosos usuarios denunciaron que el Gobierno continúa negando una realidad cada vez más evidente: el aumento de la pobreza, la indigencia y la desigualdad.
Tras la avalancha de críticas, el presidente Miguel Díaz-Canel y el primer ministro Manuel Marrero se distanciaron públicamente de sus declaraciones, lo que precipitó la renuncia de Feitó al frente del ministerio. La polémica, sin embargo, siguió creciendo y afectó directamente al entorno familiar de la exfuncionaria.
Un hijo que marca distancia
Alejandro Fernández Feitó quiso dejar claro que su vida y sus ideas políticas no tienen vínculo alguno con el régimen cubano. “Mi visión política es totalmente opuesta a la de mi madre”, afirmó tajantemente. Subrayó que no pertenece al Partido Comunista de Cuba ni tiene ninguna relación con el Gobierno. “Yo vivo en otro país, trabajo como ingeniero y he construido mi vida por mérito propio. No recibo beneficios de ningún gobierno ni estoy involucrado en actividades políticas en Cuba”, señaló.
El joven explicó que, pese a su deseo de mantenerse alejado de la política, no ha tenido más remedio que pronunciarse públicamente, pues su apellido se ha convertido en motivo de señalamientos y sospechas. “Ha sido demasiado el impacto en mi vida personal y profesional. Muchas personas me han cuestionado, me han hecho sentir que debo dar explicaciones. Yo no pedí estar en esta situación”, dijo.
El peso de un apellido
Para Alejandro, la carga de llevar el apellido Feitó se ha transformado en un estigma tras la polémica. “El apellido Feitó ahora está asociado a un momento políticamente muy sensible en Cuba. No es fácil cuando tu nombre aparece vinculado a una figura pública tan criticada”, confesó.
Reconoció, además, que la renuncia de su madre era “necesaria”, dada la magnitud del rechazo popular y mediático que suscitaron sus palabras. “Era inevitable, sobre todo cuando el propio gobierno se distanció de sus declaraciones”, añadió.
Una fractura en el discurso oficial
El episodio ha puesto en evidencia la brecha existente entre el discurso oficial del régimen cubano y la dura realidad que enfrenta la población. Mientras las autoridades insisten en negar fenómenos como la indigencia o la pobreza extrema, los cubanos viven a diario largas colas para adquirir alimentos, salarios ínfimos, apagones constantes y una inflación creciente que multiplica el costo de la vida.
Organizaciones independientes y activistas han señalado que las palabras de la exministra no hicieron más que confirmar la desconexión del aparato gubernamental con las verdaderas necesidades del pueblo. Para muchos cubanos, las declaraciones de Feitó Cabrera han sido el símbolo de un gobierno que no solo es incapaz de resolver los problemas, sino que además se niega a reconocerlos.
“Negar la existencia de mendigos es negar la realidad de miles de cubanos que duermen en portales o en parques porque no tienen hogar, o que rebuscan en los basureros en busca de algo para comer”, denunció recientemente un activista de derechos humanos en La Habana, bajo condición de anonimato.
Repercusiones en la sociedad cubana
El caso ha provocado un debate encendido en redes sociales y medios de comunicación independientes. Muchos cubanos ven en las declaraciones de Alejandro Fernández Feitó un acto de valentía, pues no es común que familiares de altos funcionarios se distancien de manera tan tajante del régimen. Para otros, su testimonio es la prueba de que incluso dentro de las familias vinculadas al poder existen divisiones profundas y visiones contrapuestas sobre el presente y el futuro del país.
Mientras tanto, la renuncia de Marta Elena Feitó Cabrera ha quedado como un hito más en la serie de crisis políticas que sacuden a un gobierno cada vez más cuestionado. Su caída representa, para muchos, un síntoma de que las tensiones internas están alcanzando niveles sin precedentes, en un contexto en que la población exige soluciones urgentes a la crisis económica y social que atraviesa Cuba.
Una voz que rompe el silencio
Con su intervención pública, Alejandro Fernández Feitó no solo ha querido limpiar su nombre, sino también enviar un mensaje claro: en Cuba, el apellido y la familia no deben ser sinónimo de complicidad política. Su testimonio revela que, incluso en los entornos más cercanos al poder, existen voces críticas dispuestas a reconocer las grietas del sistema.
El caso seguirá siendo observado de cerca, tanto por la oposición cubana como por los medios internacionales, atentos a cualquier indicio de fractura dentro de la cúpula gubernamental. Mientras tanto, Alejandro Fernández Feitó se ha convertido, sin buscarlo, en una de las figuras más comentadas en el convulso escenario político cubano.