
Lo que debía ser otra noche de “batallas de TikTok” terminó con la presencia inesperada de varias patrullas frente a la vivienda donde Ultrack transmitía en Miami. Durante el live —marcado por gritos, música estridente y el característico frenesí que acompaña estas competencias digitales— vecinos de la zona escucharon lo que interpretaron como una posible pelea doméstica. Alarmados, llamaron al 911.
Minutos después, al menos cuatro unidades del Miami Police Department llegaron al lugar. Los agentes ingresaron, verificaron la situación y confirmaron que no existía violencia, sino una transmisión en vivo, típica del contenido que el creador cubano produce para miles de seguidores. No se emitieron citaciones ni advertencias.
Lo que dijo su pareja sobre la presencia policial
Tras el revuelo, la pareja de Ultrack explicó públicamente que el episodio había sido un “malentendido” provocado por la intensidad habitual de las transmisiones. Afirmó que los agentes actuaron correctamente al responder al llamado, pero aclaró que en ningún momento hubo agresión, discusión real ni situación de peligro dentro de la vivienda.
Según su declaración, los oficiales conversaron con ambos, verificaron que todo estaba en orden y se retiraron sin mayores complicaciones. La pareja insistió en que quienes desconocen la dinámica de las batallas pueden confundirse fácilmente, pues la teatralidad, los gritos y la energía explosiva son parte del espectáculo digital.
Reacciones de los seguidores: entre la defensa y la crítica
El incidente desató un intenso debate en redes sociales. Cientos de seguidores defendieron a Ultrack, asegurando que el contenido forma parte de un estilo muy propio de la cultura digital cubana, en el que predominan el ruido, la espontaneidad y la confrontación performativa.
Otros, en cambio, criticaron duramente al influencer, señalando falta de consideración hacia los vecinos y cuestionando que transmisiones tan ruidosas se hagan desde una vivienda residencial. Algunos incluso pidieron que Ultrack adapte su espacio con insonorización, mientras que otros ironizaron sobre la frase “esto no es Cuba”, aludiendo a que en Miami los residentes llaman a la policía con rapidez ante cualquier sospecha de disturbio.
La división fue clara: mientras unos ven el episodio como un ataque innecesario a un creador de contenido, otros lo interpretan como una consecuencia natural de un estilo que ha escalado en volumen e intensidad.
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Ultrack y las batallas cubanas de TikTok: un fenómeno marcado por la polémica
El episodio no puede entenderse sin analizar el fenómeno mayor del que forma parte: las batallas de TikTok que protagonizan muchos creadores cubanos. Este formato, muy popular entre la diáspora, mezcla competencia, improvisación, música y teatralidad extrema. También incorpora gritos, insultos performativos, retos y provocaciones que parecen sacados de los códigos sociales de los barrios cubanos.
Ultrack se ha convertido en una figura central de este universo. Su estilo explosivo, su capacidad para generar engagement inmediato y su narrativa constante de confrontación lo han situado como uno de los más comentados —y cuestionados— dentro del ecosistema digital cubano. Sus lives atraen multitudes, pero también generan fricciones con otros creadores, polémicas recurrentes y episodios como el ocurrido en Miami.
Un formato que multiplica tensiones dentro y fuera de la pantalla
Las batallas cubanas llevan meses protagonizando controversias: acusaciones cruzadas, disputas económicas por regalos virtuales, denuncias de acoso digital, transmisiones interrumpidas por vecinos y, ahora, intervenciones policiales. La estética del grito —que funciona como un código interno de espectáculo para la audiencia— puede resultar alarmante para quienes desconocen el contexto.
La llegada de estos contenidos a espacios residenciales de Estados Unidos genera un choque cultural notable. Lo que para el público cubano de redes sociales es rutina, para comunidades urbanas como Miami puede interpretarse como desorden, violencia o incluso peligro.
Una expresión transnacional de identidad y catarsis
Parte del atractivo de estas batallas radica en que reproducen dinámicas culturales profundamente arraigadas en la cotidianidad cubana: la improvisación, la competencia verbal, el humor agresivo, la exageración como forma de narrativa y la teatralidad como mecanismo identitario. Muchos migrantes encuentran en estos lives un vínculo emocional con su origen, una suerte de “calle digital” que opera más allá de las fronteras físicas.
Sin embargo, al trasladarse a entornos con estrictas normas de convivencia —como Miami-Dade—, estos códigos entran en conflicto con expectativas sociales muy distintas.
Conclusión: un caso que reabre el debate sobre la convivencia digital
El incidente protagonizado por Ultrack expone, una vez más, los desafíos de una comunidad digital en plena expansión. Mientras las batallas de TikTok continúan creciendo como fenómeno cultural, también aumentan las tensiones entre creadores, vecinos y autoridades. La gran pregunta sigue en el aire: ¿Puede la cultura del streaming cubano adaptarse a los entornos urbanos donde se desarrolla, o deberá transformarse para evitar que la polémica traspase nuevamente la pantalla?





