Fallece el padre del humorista cubano Ulises Toirac

Ulises Toirac y su papá- Foto de Facebook

El padre de Ulises Toirac falleció en Cuba en la madrugada de este domingo, compartió el humorista cubano en sus redes sociales.

El pasado miércoles Toirac compartió la noticia de que su padre se encontraba muy delicado de salud.


Su padre falleció en casa, en silencio, sin sufrir y acompañado de sus seres queridos.

En un sentido mensaje de despedida publicado en su cuenta de Facebook Toirac se despidió de su querido padre, a quien recordará siempre por muchas ensenanzas.

En su publicación Toirac compartió divertidas historias de su padre, escogiendo de esta forma recordarlo como él hubiese querido, con las siguientes palabras.

– No te ocupes, que eso es de la Era Paletóica…

Yo tenía mi Trespatines particular. Al viejo las palabras le «sabían» y así mismo las disparaba. No me explico porqué, porque fue un lector consumado. Fué el quien me inculcó el hábito de leer mucho y yo recuerdo haber ido a la playa con un libro de Julio Verne o Emilio Salgari siendo un piojo, así que tengo que haberlo visto leer desde mi edad más temprana. Creo que la sordera que padecía (y que he ido heredando) era en parte culpable de sus «trespatinadas» con las palabras.


Fue un hombre hecho para situaciones extremas. Cierta tarde-noche y disponiéndose a cocinar preparó las papas y se dispuso a freirlas. Caldero a la candela, se agachó y recogió lo que creia era la botella de aceite y con suma maestría, desde un pie y algo de altura de la sartén, vertió el líquido, pero… no era aceite… el acohol rebotó en la sartén y algunas gotas «olieron» las llamas de la hornilla. En menos tiempo del que Usain Bolt emplea en dar sus tres primeros pasos en una carrera, aquella llama subió de la hornilla hacia la boca de la botella convirtiéndola en un lanzallamas casero.

– Quédense ahí -nos dijo a mi hermano y a mí que observábamos aterrados y maravillados el espectáculo.

Y con el mejor de sus aplomos (y el mejor de sus camina’os) salió hasta el más lejano extremo del patio y con igual tranquilidad depositó cuidadosamente la botella-antorcha de pie. Aún le dió tiempo a ajustarse los pantalones a la cintura para echar a andar nuevamente hacia la casa. No había andado tres pasos y aquél coctel molotov estalló. Cinco pasos después (sin haber escuchado y sin virarse) nos preguntó caminando hacia nosotros:

– ¿Explotó?

Por eso siempre me han causado risa las películas en las que Bruce Willys camina hacia cámara y en su espalda, a toda cámara, explota el auto sin que se le mueva una ceja al actor que sigue acercándose imperturbable.

Mi hermana Tania nació en casa y él fué el partero. Lo recuerdo nítidamente porque ya yo tenía 10 años y fué una madrugada marcada con hierro de ganados en mi cerebro.

https://www.facebook.com/ulises.toirac/posts/3340368375997403

– ¿Y ahora que hago? -preguntaba ecuánime en la medida que recibía el parto. Mi madre aullaba las respuestas transida de dolor y al ratico escuchaba su tranquila voz entre los gemidos y gritos apagados de mi madre: – ¿Y ahora…?

Me enseñó mis primeros chistes. Aun sin conocer yo el significado de muchos de ellos (quiero pensar que eran «calientes» y malhablados) me hacía repetirlos en medio de una fiesta. Todavía recuerdo esas primeras carcajas y mi asombro infantil.

Esta madrugada se fué. Tranquilo, en silencio, sin sufrir. Como yo rogué que sucediera. En medio de un aguacero interminable al comenzar un Día de las Madres. Le gustaba complicarle la vida a la gente. Debe andar su alma libre mirándonos a todos y caga’o de la risa. Genio y figura hasta la sepultura.


1 Comentario

  • Miriam Rodriguez mayo 10, 2020

    Que en La Gloria Repose

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