“Éramos esclavos”, cuenta una de las doctoras cubanas que huyó de las misiones del régimen cubano en otros países, y ahora reside en EEUU

Se reunieron este domingo en la ciudad de Miami, miembros del grupo No somos desertores. Somos cubanos libres, integrado por profesionales cubanos de la salud que abandonaron sus trabajos en el exterior.


Lo más importante para ellos es denunciar la violación de sus derechos por parte del régimen cubano y protestar contra el castigo, de al menos 8 años sin poder entrar a la Isla.

Cuentan que el grupo en la red social Facebook cuenta con más de 13 mil profesionales de la salud, dispersos por varios continentes.

La periodista cubana Annarella O’Mahony, residente en Irlanda, quien se unió al grupo como administradora, para “ayudar a alzar la voz de cubanos libres que exigen sus derechos como seres humanos”, dijo que el objetivo de la cita fue “conocernos personalmente, compartir testimonios, trazar líneas de acción concretas y abordar con mayor profundidad el tema del proceso legal contra el Gobierno de Cuba”, que les impide entrar a la Mayor de las Antillas hasta cumplir con la sanción de ocho años.

“Tengo dos primos que son médicos y están en el grupo. No los dejan entrar en Cuba, por 8 años o más, y ellos tienen el derecho de entrar a su país porque no han cometido ningún delito. El delito, según el Gobierno, es que se fueron de una misión, pero claro, no dicen que es una misión que los tenía presos y que violaba sus derechos fundamentales y que además se quedó sin derecho con sus salarios. Y ahora, como ya son cubanos libres, pues les aplican una medida arbitraria, violatoria, y no tienen ningún derecho a coartar su libertad de que querer entrar a su país. Cuba es de todos los cubanos”, sentenció la periodista.

En muchos de los testimonios de los galenos, se evidencia la contradicción, el temor, dolor e impotencia.


De 2007 a 2011, María Eugenia Lagomasino permaneció en Venezuela, en la Misión Barrio Adentro, más tarde fue enviada a Brasil, y allí estuvo de 2013 a 2015, sin embargo abandonó la misión y huyó a EEUU.

“Si en Cuba veíamos que las cosas no eran como nos decían y no nos sentíamos felices, cuando salimos al exterior es cuando de verdad vemos las cosas con claridad y nos damos cuenta de las mentiras, de todo lo que dicen y no cumplen y de la manera en que actúan las autoridades, que están muy lejos de ser humanitarios como dicen ser”, explicó la mujer, que viajó a Cuba por última vez para enterrar a su padre.

“La oncóloga que atendía a mi papá me avisó que él ya estaba mal y que si yo quería verlo con vida debía ir en ese momento. Así que solicité permiso a los jefes de la misión médica. Estuve como 10 días esperando a que hubiera vuelos disponibles para algo que era, como ellos me decían, un problema personal”, añadió.

Según contó un requisito para dejarla ir a ver su padre por última vez, era que ella firmase un documento donde se comprometería que al retornar le descontarían el costo del pasaje a la Isla de su salario, es decir unos 200 dólares mensuales, detalló además que lo mismo ocurrió con varios en la misión.

“Después de 10 días esperando para ir a ver a mi padre finalmente no logré verlo vivo. Llegué al día siguiente en que había fallecido. Hay mucho dolor en todo esto. Sobre todas las cosas hay mucho dolor. Y en mi caso eso fue lo que le puso la tapa al pomo, me hizo abrir los ojos y al regresar abandoné la misión. Uno tiene mucho miedo, pero hay cosas que te hacen saltar las barreras del temor”, explicó.

Otra médico cubana huyó de Venezuela rumbo a Colombia, una vez allí se presentó en la Embajada de EEUU donde consiguió un parole para entrar a territorio norteamericano.

Mercedes Williams no volvió a ver a sus padres con vida, los perdió a ambos.

“Los que nos hemos ido de las misiones lo hacemos porque no es sólo una forma de explotación lo que hacen con los médicos. Es esclavismo. Porque la explotación tú de pronto puedes aceptarla o no, por el motivo que sea. Pero el esclavismo no porque estar esclavo es como estar preso. Y allí yo me sentí esclavizada. Éramos esclavos”, comentó.

“A pesar de la tremenda impotencia y de lo mucho que duele no poder ver a los seres queridos que allí me quedan, me siento muy feliz de estar en Estados Unidos y de que mi hijo haya nacido aquí”, agregó.

Gissel Herrera dijo haber sufrido acoso psicológico por parte de los directivos de la misión.

“Yo personalmente sufrí acoso psicológico por parte de uno de los coordinadores, y no sólo acoso psicológico sino acoso como mujer, de tipo sexual”, denunció la doctora de 28 años, que actualmente reside en Miami.

(Con información de Martí Noticias)


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