El régimen reconoce que más de 500 empresas estatales cubanas han registrado pérdidas desde la unificación monetaria

Ministro de Economía cubano Alejandro Gil/Imagen de archivo

En una intervención del ministro de Economía, Alejandro Gil, ayer jueves, el vocero del régimen reconoció que al menos 508 empresas estatales cubanas han registrado pérdidas desde la unificación monetaria y cambiaria, que entró en vigor en enero de 2021, e incluyó la eliminación del peso convertible (CUC), recoge Diario de Cuba.

Según Gil, la reforma ha mostrado la realidad de muchas empresas, que desde hacia tiempo estaban en números rojos, por las pérdidas que causaban al Estado.


Sin embargo, el funcionario destacó que 1.304 compañías estatales han logrado beneficios desde la puesta en marcha de la llamada «Tarea Ordenamiento», una de las reformas económicas más complejas de las previstas por la dictadura cubana.

Con el ordenamiento monetario, el régimen ha dicho busca fortalecer la empresa estatal socialista, y conferirle «mayor autonomía», aunque mantiene «la voluntad de ampliar» el sector privado, por su gran peso para la economía del país.

Asimismo Gil defendió las medidas vigentes desde enero, pues a su juicio las mismas incluyeron una revisión al alza de los salarios y precios, así como la retirada de buena parte de los subsidios a la población, además de la inflación que han provocado.

Para el titular «era imprescindible para cuestiones de la economía que estaban al revés como el incentivo a exportar, además había que alinear la política económica y la comercial para disminuir las importaciones».

El vocero del régimen admitió «problemas» del diseño de la Tarea Ordenamiento, y dijo el proceso ha coincidido con la pandemia del coronavirus y el recrudecimiento de las sanciones de Washington, lo que ha agravado la crisis, recordó, justificando la mala gestión del gobierno del que forma parte.


Hay que destacar que la situación en Cuba ha empeorado desde que echaran a andar el «ordenamiento monetario», el desabastecimiento se ha incrementado, los precios de los productos básicos se han disparado, y el descontento popular ante el hambre y la miseria ha crecido.


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