Carta abierta de un joven cubano a Díaz-Canel: «Si vas a hacer algo por Cuba hazlo ya, sino apártate del camino»

Joven cubano carta abierta a Díaz-Canel. Foto: El  El Carapachibey

El joven cubano Lázaro Javier Chirino Díaz publicó en su blog  El Carapachibey una carta abierta a Díaz-Canel con motivo de todo lo que está sucediendo en Cuba.

Aquí les dejamos la carta abierta de forma íntegra.


Yo sé que no leerás este texto porque para ti soy nadie, aún así quiero escribirte. Andas por estos días un poco ocupado. El Twitter y el Consejo de Estado te tienen la agenda a tope, al punto que escribes en internet cosas que deberían quedarse en las oficinas que ocupan tu presidencia y estoy seguro que en esos mismos pasillos dices cosas que nos interesaría verte publicar en tu cuenta del pajarito azul.

Recuerdo la primera vez que te vi. Fue en una reunión de la AHS, preparando a los asociados al II Congreso y por ese entonces eras el hombre que hablaba de la tecnología y el internet sin prejuicios ni tabúes. Por ese entonces comenzabas como Primer Vicepresidente y ya se sospechaba que podrías ser el jefe de la granja de pollos que hasta ahora dirigían Fidel y su hermano.

Cuando te volví a ver ya eras el Presidente. El tipo protegido por un cuerpo de seguridad vestido de guayabera blanca y pantalón negro. El gran líder que todos aclaman y que ocupaba titulares en cada medio de prensa del país, aunque sea para decir que fuiste a un concierto de Gente de Zona.

Yo ya no vivo en Cuba. Me fui porque me cansé de sobrevivir en un país que no tiene rumbo, que se despierta cada día con una mala vibra y que con cada paso que da, ahora bajo tu mando, se dirige hacia el mismo precipicio que se ha construido por seis décadas. Mientras seguirás sentado en el trono, a la diestra del Señor Raúl, el verdadero jefe, fingiendo dar órdenes y complacido de una gestión que no se ve. Seguirás caminando por las calles más bonitas de Cuba, dejando que los secretarios de los Partidos provinciales te lleven a unos itinerarios que muestran cuánto se ha avanzado en la construcción de esa sociedad que solo se ve en el noticiero de la televisión cubana.

Tu gestión ha estado marcada por grandes noticias. Un avión que se cayó y del cual aún esperamos respuestas, un crecimiento del PIB por debajo de lo que se había planificado, una escasez de harina y sus derivados que tiene a la gente inventando qué comer, leyes contrarias al deseo popular y ahora un tornado que llega iniciando el año y deja sobre los habaneros un sabor amargo causado por la pérdida y el sentirse desprotegido.


Imaginé que la noticia en Granma no sería el tornado en sí, ni las víctimas, ni los damnificados, ni los heridos sino TÚ. Ocupaste el titular de cabecera como si fueras lo más importante en todo el país y no fuiste capaz de decir “aquí no soy yo la figura, aquí el protagonista tiene que ser el pueblo”. Con ese espíritu de grandeza y omnipotencia que otorga el Partido en Cuba opacaste con tu nombre y apellidos la verdadera noticia, la que necesita saber el ciudadano de a pie. Con tu cargo público hiciste campaña política para demostrar que estás con los necesitados, pero se te olvidó ese pueblo cuando permitiste hacer una Marcha de las Antorchas, que ya no es solemne sino fiesta juvenil, y fuiste el cómplice promotor de un acto financiado con dinero público, el mismo dinero que necesitan hoy cientos de familia para abrigarse, comer, beber agua potable o recoger los escombros tirados en las calles.

Creo que debe recordarse al Apóstol, al más Universal de los cubanos; pero él, seguro estoy, hubiese preferido dejar a un lado la consigna y el discurso de tarima y se hubiese arremangado la camisa para ayudar a los necesitados. Allí, desde tu posición, embriagado de tanto poder, no podrás escuchar las voces de quienes reclaman al gobierno ser atendidos de verdad por una sola vez en 60 años. Allí, desde las inaccesibles oficinas del Consejo de Estado no puedes ver cómo viven cientos de familias en todo el país que demandan una solución a sus problemas.

Mientras, seguirás abogando por una Constitución que te protege a ti y a tu familia. Una Carta Magna que te perpetuará en el poder y seguirás recibiendo los trozos de país que te van cediendo los ingenuos proletarios, a cambio de las migajas de pan que dejas caer. Mientras seguirás escribiendo aburridos tweets y haciendo el ridículo frente a una generación que no cree en el yate Granma ni en la Sierra Maestra. Seguirás poniéndote gris y frío, alejado de los humildes que ponen sus esperanzas en dioses y hombres que pocas veces les escuchan. Mientras seguirás inflando la panza con una dieta rica en calorías y una vida sedentaria y aburrida.

Díaz Canel: si vas a hacer algo por Cuba hazlo ya, sino apártate del camino, retírate de la senda y deja que otros construyan un país martiano CON TODOS Y PARA EL BIEN DE TODOS. Permite que el Apóstol, desde su tumba santiaguera, de brincos de alegría porque un cubano digno al fin pudo hacer lo que el pueblo demanda: gobernar.


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