
Una vez devuelto a la isla el joven cubano fue llevado a un hospital militar y después una celda en la sede de la Seguridad del Estado sin que se le permitiera contacto con su familia. De la celda fue llevado a la Unidad Militar de los Boinas Rojas en Cienfuegos donde murió asfixiado tras colgarse del cuello con una sábana.
Otro joven compañero de celda de Darío Andino León alerto a los guardias de la prisión sobre desajustes en la conducta del joven pero estos no hicieron ningún caso.
Los padres del joven culpan a las autoridades de Cuba de lo sucedido por ignorar los signos de perturbación de su hijo pero esperan explicaciones del gobierno de Estados Unidos que no dio refugio a su hijo sabiendo que iría preso al regresar a la isla.






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