Video promocional de la Casa Blanca muestra el cambio que ha dado la frontera durante los primeros meses de la administración de Donald Trump

Frontera México-EE.UU. Foto: Video de X De La Casa Blanca

La Casa Blanca ha presentado un balance optimista sobre el estado actual de la frontera sur de Estados Unidos, destacando los avances alcanzados por la administración del presidente Joe Biden en materia de control migratorio y seguridad. En una reciente pieza audiovisual compartida por canales oficiales, el gobierno federal aseguró que las condiciones en esa zona fronteriza han cambiado significativamente, y emitió un mensaje claro a quienes consideran cruzar de manera irregular: «la frontera ya no es la misma».

“Paz. Tranquilidad. Seguridad. Así está la frontera con Trump después de solo cinco meses, y tiene que seguir así”, escribieron desde la cuenta en X de la Casa Blanca. Asimismo, resalta que el proyecto de ley One Big Beatiful que promueve la actual administración debe aprobarse para así lograr expulsar a más de un millón de inmigrantes cada año.


El video, con tono institucional y estratégico, pretende reforzar la narrativa de una frontera segura y bajo control, en momentos en que los flujos migratorios desde América Latina —incluidos los provenientes de Cuba— continúan siendo motivo de preocupación para las autoridades. La producción enfatiza logros en patrullaje, vigilancia y cooperación internacional para frenar los cruces no autorizados.

La frontera sur de Estados Unidos se extiende por más de 3 000 kilómetros, principalmente a lo largo del río Bravo, una zona conocida por ser escenario de travesías peligrosas. Miles de migrantes, muchos de ellos desesperados por condiciones de vida en sus países de origen, arriesgan sus vidas cada año tratando de ingresar al país por esta vía.

Con esta campaña comunicacional, la administración Biden busca proyectar una imagen de firmeza y control, al tiempo que intenta disuadir nuevas oleadas migratorias. El mensaje parece tener un doble objetivo: reducir la presión migratoria en el terreno y responder a las críticas internas que acusan al gobierno de ser permisivo en la gestión fronteriza.

Este enfoque se enmarca en un contexto electoral y de creciente polarización política, donde la migración irregular se mantiene como uno de los temas centrales del debate nacional. Mientras tanto, en las zonas fronterizas, la realidad sigue siendo compleja, con miles de personas esperando una oportunidad para solicitar asilo o simplemente cruzar en busca de un futuro mejor.


Este paquete legislativo, que aún debe ser aprobado en el Senado, incluye miles de millones de dólares destinados al fortalecimiento de la frontera sur, la expansión de las agencias migratorias y la aplicación de nuevas medidas restrictivas que podrían redefinir la política migratoria del país en los próximos años.

Uno de los componentes más visibles del proyecto es la asignación de $46.5 mil millones para la construcción de nuevas secciones del muro fronterizo entre Estados Unidos y México, una promesa clave en la agenda política de Trump. Además, se incluyen $5 mil millones para infraestructura migratoria —como centros de detención y procesamiento— y $4.1 mil millones para la contratación de más personal de seguridad.

También se prevé el uso de tecnologías de vigilancia de última generación, bajo un sistema conocido como “Golden Dome”, que incluye drones, sensores térmicos e inteligencia artificial para patrullaje automatizado.

El proyecto reinstala y amplía el mecanismo de deportación expedita, que permite remover a personas sin documentación válida sin necesidad de pasar por un proceso judicial formal. Además, recorta múltiples protecciones a los solicitantes de asilo, especialmente aquellos que ingresan de forma irregular.

Durante su gestión (2021–enero 2025), Joe Biden buscó equilibrar la seguridad fronteriza con el respeto a los derechos humanos. A través del uso de herramientas como el sistema CBP One y programas de parole humanitario, su administración facilitó la entrada legal de cientos de miles de migrantes.

Se registraron más de 7.2 millones de encuentros migratorios en la frontera sur entre 2021 y 2024. En ese último año, los cruces ilegales comenzaron a disminuir tras la imposición de un límite diario de solicitudes de asilo (2 500), con cifras más contenidas hacia finales de su mandato. Además se permitió el ingreso legal de más de 800 000 personas vía CBP One y otras 530 000 mediante programas especiales de parole. Biden evitó medidas extremas como militarizar la frontera o imponer restricciones generales a las ciudades santuario.

En contraste, desde que asumió la presidencia el 20 de enero de 2025, Donald Trump ha ejecutado una transformación radical del control fronterizo, centrada en la disuasión extrema y la aplicación forzosa de la ley migratoria. Emitió la orden ejecutiva “Protecting the American People Against Invasion”, que reactivó la deportación exprés, suspendió protecciones para solicitantes de asilo y habilitó nuevas detenciones sin juicio previo.

En marzo de 2025, los encuentros migratorios cayeron a 7 181 casos, una reducción del 95 % en comparación con marzo de 2024. Se establecieron zonas de defensa nacional en partes de Nuevo México y Texas, donde el ejército puede actuar directamente contra cruces migratorios y se lanzó una campaña agresiva en ciudades santuario con detenciones masivas a través de la “Operación Safeguard”.

La frontera sur de Estados Unidos se ha convertido en un espejo de las profundas divisiones políticas del país. Mientras Biden intentó un camino más compasivo, Trump ha optado por una línea dura sin precedentes. A medida que se acerca la elección presidencial de 2028, el rumbo de la migración volverá a estar en el centro del debate nacional.










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