Los vuelos a Cuba desde Estados Unidos podrían verse comprometidos tras la orden presidencial emitida por Donald Trump el pasado 4 de junio, que restringe el ingreso a territorio estadounidense de ciudadanos de varios países, incluidos los nacidos en la Isla.
Aunque el decreto no prohíbe de forma explícita los vuelos hacia Cuba, sí plantea un escenario complejo para las aerolíneas que operan entre ambos países, al limitar la entrada a EE.UU. de cubanos con los tipos de visa más comunes. La medida, que entrará en vigor el lunes 9 de junio, podría provocar una fuerte caída en la demanda de boletos, afectando la rentabilidad de diversas rutas y obligando a las compañías aéreas a reducir frecuencias o incluso a suspender servicios.
Según cifras de la firma especializada Cirium, citadas por Forbes, más de 12,800 vuelos estaban programados entre Cuba y Estados Unidos para 2025, con más de 2 millones de asientos disponibles. Estas operaciones se concentran principalmente durante los meses de marzo y diciembre, períodos clave para los reencuentros familiares y los flujos migratorios. No obstante, este panorama podría cambiar drásticamente si las restricciones migratorias reducen el volumen de pasajeros.
Hasta ahora, ninguna aerolínea ha anunciado cambios concretos, pero la posibilidad de ajustes está sobre la mesa. El antecedente más reciente ocurrió en 2023, cuando JetBlue suspendió por completo sus vuelos a Cuba y compañías como Delta y United recortaron sus frecuencias ante la baja demanda.
En este nuevo contexto, la Embajada de Estados Unidos en La Habana publicó este viernes detalles sobre el alcance de la proclama de la Casa Blanca. La medida, enmarcada en preocupaciones de seguridad nacional, incluye a Cuba dado que el régimen no coopera en el intercambio de información policial ni acepta el retorno de nacionales con órdenes de deportación.
Washington respalda su decisión con cifras que muestran una alta tasa de permanencia ilegal entre los cubanos que ingresan con visado. Un 7,69% de quienes entran con visas B-1/B-2 (negocios y turismo) se queda en el país tras el vencimiento del permiso, mientras que para los visados académicos F, M y J (estudios e intercambios) el índice asciende al 18,75%.
La orden suspende el ingreso a EE.UU. de cubanos con visas en las categorías B-1, B-2, F, M y J. Además, faculta a los funcionarios consulares a limitar la validez de otros visados de no inmigrante, cuando la ley lo permita. La disposición afecta exclusivamente a quienes se encuentren fuera del país al momento de su entrada en vigor y no cuenten con un visado válido.