El sacerdote Maikel Gómez conversó con Diario de Cuba, a propósito de una misiva pública que han firmado casi 20 órdenes católicas, exponiendo la precariedad y falta de libertad de expresión que vive Camagüey, sin embargo esa situación no es exclusiva de esa provincia.
Según Gómez, diácono de la Parroquia habanera de San Juan Bosco, «el rol de la Iglesia siempre ha sido claro y esta muy bien definido: el anuncio del Evangelio, la celebración de los sacramentos y el servicio de la caridad; este último es donde, a mi juicio, entra el ser voz de los que no tienen voz».
«La Iglesia está para consolar, para sostener, para unir y edificar, y también para denunciar aquello que pone en riesgo en cualquier sociedad todo lo anterior», precisó.
«La Iglesia está inmersa en una sociedad y, por tanto, desprende de ella una doctrina social donde la justicia, el respeto a los derechos fundamentales y el bien común han de primar para que tenga efecto un anuncio verdadero del Evangelio, capaz de transformar la vida y los corazones de todos», añadió.
A su juicio la carta que se publicó en las redes el pasado 30 de marzo, es una muestra de que la Iglesia Católica acompaña al pueblo cubano.
«No podemos avanzar si seguimos levantando muros, no podemos avanzar si seguimos sembrando odio», dijo en referencia a la situacion política y social de Cuba.
«Siento que el país va dando tumbos sin sentido, estamos en un punto crítico, donde el cubano necesita respuestas y no promesas. El cubano precisa de unidad y unidad en el amor. El cubano necesita un respiro para recobrar las esperanzas. El cubano necesita sonreír y dejar de llorar. El cubano necesita ser escuchado, ser respetado, mirar al futuro con esperanzas, y eso en estos precisos momentos es una mera utopía», sostuvo.
«Los senderos de esperanza que Cuba necesita hoy pasan por la cruz de las renuncias personales y la entrega sin límites, para que así algún día brille la estrella que ilumina en las dudas. Es hora ya de romper los tabúes obsoletos que el temor convirtió en diques y ahora nos atan», agregó.
Gómez ya había dado un mensaje alentador en diciembre del año pasado, en la noche de celebración de la Navidad, cuando expresó que la sociedad cubana estaba necesitada de un amor capaz de unir, y no desunir, «un amor que integre y no que separe».
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