Ex beisbolista cubano que hizo historia en Grandes Ligas confiesa que en Cuba no tenía casa, y tuvo que vivir en un albergue

José Ariel Contreras/Imagen tomada de Cuba Encuentro

El pelotero cubano José Ariel Contreras, ex lanzador cubano en la MLB, confesó que antes de emigrar vivió en un albergue en Sandino, en la Isla.

«Yo vivía con mis padres en ese entonces hasta que me prestaron un cuarto de un albergue en Sandino. Un albergue», contó a Swing Completo Contreras.


«A veces me tocaban la puerta en la madrugada y era el médico que estaba de guardia e iba a dormir conmigo esa noche. Tenía que sacar a la niña mía del cuarto para que la persona pudiera dormir ahí», reveló el ex beisbolista.

Según el ganador de un anillo de Serie Mundial, con el equipo de Chicago White Sox, cuando su padre se enfermó, y él estaba lanzando en Holguín en 1999, viajó en avión para La Habana, a su lado iba un viceministro de la Construcción.

«Me ofreció su ayuda, pero no me quería creer mi historia de que yo no tenía casa y que vivía en un albergue», detalló.

«El viceministro me explicó sobre unas casas que estaban “entrando” de Venezuela. Me dijo que pidiera un terreno y junto con algunos amigos, abriera cuatro huecos, que a la semana me iban a llevar la casa en un contenedor. Iba a ser una casa de tres cuartos, con televisor, refrigerador, cama, juego de cuarto, con todo, porque venía así de Venezuela», detalló.

Al regresar a Sandino, se personó ante el Secretario del Partido, para pedirle un terreno, se lo dieron justo en la esquina del hospital de maternidad.


Pero después que participó en la Olimpiada (de Sídney, 2000), al año siguiente le consiguieron una casa en la cabecera provincial.

«Yo realmente no quería esa casa, prefería quedarme en Sandino con la otra que me iban a dar y que ya tenía resuelta. Pero, finalmente, me fui para Pinar del Río, no sin antes cuestionarme por qué había casas disponibles y nunca me habían dado ninguna a mí», explicó.

Sin embargo cuando llegó a vivir allí, la vivienda estaba deteriorada, sin losas ni tasa de baño, al cabo de los 15 días y un año seguía esperando por una casa digna, cuando se cansó y logró escaparse a Estados Unidos.


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