El legendario Víctor Mesa aclaro durante una entrevista para el portal Cubadebate las razones por las que se retiró como entrenador activo en la Serien Nacional de Béisbol y los equipos nacionales de la isla.
«La primera son los muchos ataques de que he sido objeto en estos años. Las ofensas llueven, las obscenidades son normales, y los encargados de evitar esos procederes se cruzan de brazos ante tales hechos. Recuerdo que hace dos campañas, en Holguín hubo un delincuente que trató de agredirme con un arma blanca. Y que luego de eso, en Villa Clara se dio una situación muy lamentable que desembocó en incidentes donde salieron mal parados tus colegas de la prensa matancera. Más recientemente, en la subserie ante Pinar, exigimos más garantías de parte de los agentes de Orden Público, y no fue hasta el tercer partido que la situación se controló como se requería.
“Te digo más: en Pinar terminé siendo multado por tener un problema con un muchacho que me insultó con lo peor que se le puede insultar a un hombre, y mi hijo fue atacado por un individuo a la hora de subir a la guagua del equipo. Yo no ofendo al público. Yo acepto callado los coros en contra, e inclusive me hago el sordo con ciertas palabras fuera de lugar en medio del juego. Pero hay cosas que son inaceptables, y antes de tener un problema con consecuencias graves –puesto que uno es capaz de hacer cualquier cosa cuando le agreden a un hijo o le ofenden a la madre-, es mejor tomar esta decisión. No hay garantía alguna para mi integridad física, ni la de mi familia. Esa es una de las causas por las que quiero recesar.» dijo Victor Mesa sobre su principal causa para dejar de ser entrenador en Cuba.
«La segunda, pero no menos importante, es mi total desacuerdo con los métodos de trabajo del Director Nacional de Béisbol, quien no busca sostener una relación diáfana con los managers ni aglutinar a la gente en torno a él. Ojo, no me refiero, como algunos podrían pensar, a la dirección del equipo Cuba, misión que desempeñé con orgullo cuando me tocó y que entiendo que no es propiedad exclusiva de un solo hombre. Hablo de circunstancias que evidentemente no son bien intencionadas. Por ejemplo, mi esposa y yo somos dos de los tres militantes más antiguos del Núcleo del Partido del Latino –llevamos allí veinte años-, y ahora resulta que se nos quiere trasladar sin ton ni son al Núcleo de Matanzas. ¿Y eso a qué viene a estas alturas? Hay demasiados manejos por medio, y no me gusta estar en lugares donde no impera la unidad.» dijo como segunda causa.
Sobre su futuro inmediato lo dejo en el aire.
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