El Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS) analiza cambios significativos en el examen de ciudadanía, que podrían transformar uno de los pasos más emblemáticos en el proceso de naturalización.
La medida surge tras declaraciones del director de la agencia, Joseph Edlow, quien calificó la prueba actual como “demasiado fácil” y adelantó que la administración busca implementar un modelo más riguroso capaz de determinar el conocimiento ciudadano y constitucional de los solicitantes.
Este jueves en un evento que organizó el Centro de Estudios para la Migración en la capital estadounidense Edlow un texto en el que el aspirante exponga que significa ser un ciudadano de EE.UU.
Los cambios propuestos
Los posibles ajustes que estudia USCIS incluye aumentar el umbral de respuestas correctas necesarias para aprobar, lo que obligaría a los aspirantes a prepararse con mayor rigor. Además tendrían que redactar un texto explicando qué significa para ellos ser ciudadano estadounidense. Este nuevo requisito pondría a prueba tanto sus habilidades en inglés escrito como su capacidad de reflexión cívica.
También se plantea la idea de retomar la práctica de entrevistar a vecinos y compañeros de trabajo, una medida utilizada durante la presidencia de George W. Bush y posteriormente abandonada. La intención sería verificar la conducta social y los antecedentes del solicitante más allá de los documentos oficiales.
Y por último, y no menos importante la agencia creará unidades de investigación interna para detectar fraudes en el proceso de naturalización, dotando a USCIS de una capacidad policial propia, una novedad que ha generado tanto aplausos como críticas.
¿Por qué cambiar el examen actual?
El examen de ciudadanía, que incluye preguntas sobre historia, civismo y gobierno, se ha mantenido relativamente estable en las últimas dos décadas. Actualmente, el solicitante debe responder correctamente 6 de 10 preguntas seleccionadas de un banco de 100, lo que representa un 60 % de aprobación.
Para Edlow, ese nivel no refleja adecuadamente el grado de compromiso y conocimiento que debería tener alguien que aspira a convertirse en ciudadano estadounidense. “No se trata solo de aprobar una prueba, sino de demostrar un vínculo real con la Constitución y con los valores de este país”, señaló.
De agencia de servicio a organismo de control
Estos anuncios se enmarcan en un cambio institucional de fondo. Tradicionalmente, USCIS había sido concebida como una oficina de “servicio al cliente”, orientada a facilitar trámites migratorios. Edlow sostiene que esa filosofía ya no es sostenible y que la prioridad será ahora la aplicación estricta de la ley.
El nuevo discurso oficial habla de una “guerra al fraude”. Según la agencia, existen casos de falsificación de documentos, matrimonios simulados y otros intentos de burlar el proceso que justifican la adopción de controles adicionales.
Reacciones encontradas
Las propuestas han generado división en la opinión pública, por un lado, están las organizaciones pro inmigrantes las cuales advierten que el endurecimiento podría convertirse en un obstáculo para comunidades con menor nivel educativo o con dificultades en el manejo del inglés. Temen que miles de personas queden excluidas pese a haber residido legalmente en el país durante años y cumplir con otros requisitos.
Mientras los sectores más conservadores, en cambio, celebran la iniciativa, argumentando que la ciudadanía debe ser un premio al esfuerzo, la preparación y la lealtad a la Constitución. Para estos grupos, elevar la dificultad del examen reforzará el valor simbólico y práctico del pasaporte estadounidense.
Contexto histórico y comparativo
No es la primera vez que el examen sufre cambios. En 2008, durante la administración de George W. Bush, se rediseñó para incluir un mayor componente cívico y eliminar preguntas consideradas triviales. En 2020, bajo el gobierno de Donald Trump, se intentó una versión más larga y exigente, pero fue revertida en 2021 por considerarse excesiva.
En la actualidad, otros países aplican filtros similares como es el caso de Canadá que exige responder correctamente 15 de 20 preguntas y demostrar un nivel intermedio de inglés o francés. Reino Unido aplica el examen “Life in the UK”, con 24 preguntas sobre historia, valores y costumbres, que muchos nativos reconocen como difícil. Y Alemania combina una prueba escrita de 33 preguntas con entrevistas personales.
Este panorama muestra que Estados Unidos no sería el único en elevar los estándares, aunque la introducción de un ensayo subjetivo sería una innovación particular.
El impacto esperado
Cada año, más de 700.000 inmigrantes obtienen la ciudadanía estadounidense. Si se implementan los cambios, el número podría descender inicialmente, ya que habría una curva de adaptación y preparación más exigente.
Para los expertos, el nuevo modelo podría prolongar los tiempos de espera, aumentar la demanda de cursos de preparación y generar un impacto directo en comunidades como la latina, donde millones de residentes permanentes aspiran a la naturalización.
Una reforma con fuerte carga política
El debate sobre el examen de ciudadanía no es meramente académico. Se produce en un momento en que la política migratoria vuelve a ser uno de los temas centrales de la campaña electoral y refleja un giro hacia criterios más estrictos en la definición de quién puede convertirse en estadounidense.
De aprobarse, los cambios marcarían un hito en la historia reciente del sistema migratorio y podrían redefinir la experiencia de cientos de miles de personas que cada año aspiran a dar el paso final hacia la ciudadanía.