
La Unión Eléctrica de Cuba (UNE) anunció la desconexión de varias termoeléctricas y circuitos del oriente del país ante la inminente llegada del huracán Melissa, que avanza hacia el territorio cubano con vientos máximos sostenidos de 260 km/h.
Las plantas afectadas incluyen las centrales Antonio Maceo (Renté), Lidio Ramón Pérez (Felton) y la Central Fuel de Moa, todas vitales para el Sistema Electroenergético Nacional (SEN). Según el comunicado oficial, la medida busca “proteger la infraestructura del sistema” y evitar daños mayores cuando los vientos superen los 60 km/h.
No obstante, la decisión ha sumido a amplias zonas de Santiago de Cuba, Holguín, Granma, Guantánamo y Las Tunas en un apagón generalizado, justo cuando las autoridades declararon la Fase de Alarma Ciclónica para toda la región oriental.
Contradicción con las promesas de “refuerzo energético”
La decisión contrasta con declaraciones recientes de la UNE, que apenas un día antes había asegurado que se priorizaría la generación eléctrica en el oriente para permitir que la población se preparara ante el ciclón. Esa promesa se evaporó rápidamente cuando la propia entidad confirmó la desconexión de las termoeléctricas.
Para muchos cubanos, la medida fue un golpe de incredulidad y resignación: las mismas plantas que iban a garantizar el suministro fueron las primeras en apagarse. En redes sociales, usuarios de Holguín, Granma y Santiago de Cuba reportaron cortes eléctricos de más de 20 horas consecutivas, acompañados de mensajes de frustración: “¿Dónde está la prioridad que prometieron? Aquí no tenemos corriente desde la medianoche”, escribió un internauta de Holguín. “Dicen que es por seguridad, pero llevamos todo el día sin luz, sin agua y sin noticias”, añadió otra residente de Palma Soriano.
Un sistema eléctrico debilitado antes del ciclón
La crisis energética que vive Cuba no comenzó con Melissa. El sistema termoeléctrico del país atraviesa una de las peores etapas de su historia reciente, con un parque generador envejecido, falta de combustible, averías constantes y escaso mantenimiento.
Las plantas de Felton y Renté —dos de las más importantes del país— ya habían sufrido paradas prolongadas en meses anteriores, lo que provocó apagones diarios de hasta 12 horas en varias provincias.
A eso se suman las limitaciones para generar energía renovable o importar combustible, en medio de sanciones internacionales y una economía interna colapsada. Según expertos cubanos en energía, la falta de inversiones sostenidas y la centralización excesiva del SEN hacen que cualquier avería o desconexión tenga efectos en cadena sobre toda la red nacional.
Huracán Melissa: amenaza máxima para el oriente de Cuba
El huracán Melissa, actualmente de categoría 5, se desplaza sobre el Caribe oriental con una trayectoria que apunta directamente hacia las provincias de Santiago de Cuba y Guantánamo, donde ya se registran fuertes lluvias, marejadas e interrupciones de comunicación.
El Instituto de Meteorología de Cuba (INSMET) advirtió que el impacto directo podría provocar inundaciones costeras severas, deslizamientos de tierra y daños estructurales a viviendas y líneas eléctricas.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos, por su parte, reiteró que Melissa es “un huracán extremadamente peligroso” y que las condiciones atmosféricas deterioradas se extenderán a toda la mitad oriental de la isla durante las próximas 24 horas.
Impacto social y logístico de los apagones
Sin electricidad, miles de familias afrontan la tormenta sin refrigeración, medios de comunicación ni acceso a agua potable, dado que muchas bombas dependen de energía eléctrica. Los hospitales y centros de emergencia funcionan con plantas auxiliares de diésel, pero las reservas son limitadas y algunas ya presentan fallas técnicas.
La desconexión de Moa y Felton también interrumpe el suministro a las plantas de níquel y fábricas metalúrgicas, afectando temporalmente una de las principales fuentes de ingresos del país. En zonas rurales de Granma y Holguín, brigadas de la Defensa Civil reportaron dificultades para evacuar comunidades enteras debido a la falta de iluminación y comunicaciones. Los apagones impiden además el uso de radios portátiles y complican la coordinación de los albergues.
Críticas ciudadanas y falta de transparencia
Mientras la UNE insiste en que la medida es “estrictamente técnica y temporal”, la población percibe la desconexión como una muestra más del deterioro estructural del sistema eléctrico cubano. Organizaciones de monitoreo ciudadano como Inventario y 14ymedio Datos han documentado más de 180 apagones prolongados en el país desde junio de 2025, varios de ellos en momentos de emergencia climática.
A pesar de la magnitud del impacto, el gobierno no ha precisado cuándo se restablecerá el servicio en las provincias afectadas ni cuál es el plan de recuperación post-huracán. Fuentes internas del sector energético advirtieron que la reconexión podría tardar varios días, dependiendo de los daños en la red de transmisión y de la disponibilidad de combustible.
Antecedentes: huracanes y apagones en la historia reciente
La vulnerabilidad del sistema eléctrico cubano durante huracanes no es nueva. Durante el paso del huracán Ian (2022), toda la isla quedó sin electricidad por más de 24 horas, un apagón nacional sin precedentes desde el “Período Especial”. En 2016, con el huracán Matthew, el oriente cubano también quedó incomunicado durante días, y la UNE tardó casi una semana en restablecer la generación en Guantánamo y Holguín.
Los expertos en energía señalan que, a pesar de los reiterados desastres naturales, no se ha desarrollado un sistema descentralizado o de respaldo que permita sostener operaciones esenciales en caso de emergencia.
Un país a oscuras en medio de la tormenta
Mientras Melissa avanza y el viento arrastra techos y postes, el Oriente cubano enfrenta simultáneamente un huracán meteorológico y otro energético. Las imágenes que circulan en redes muestran ciudades sumidas en la oscuridad, con relámpagos iluminando brevemente calles vacías y hogares desconectados del resto del país.
Sin un calendario claro de recuperación, y con un sistema eléctrico al borde del colapso, la llegada de Melissa vuelve a exponer la fragilidad de la infraestructura cubana, la dependencia del Estado en decisiones centralizadas y la falta de soluciones a largo plazo para una población acostumbrada a sobrevivir en la penumbra.





