
También comentó que la política migratoria estadounidense hacia Cuba era “preferencial” y impulsa “una emigración ilegal, insegura, desordenada e irregular, promueve el tráfico de personas y otros delitos conexos, y genera problemas a otros países”, relación indirecta a la crisis migratoria de 6000 cubanos en Centroamérica. Además, repitió su oposición a la política de pies secos-pies mojados, el programa de parole para profesionales médicos y la Ley de Ajuste Cubano, al mantenimiento del embargo y insistió en la devolución del territorio de la base naval en Guantánamo.
Por otra parte Josefina Vidal, jefa de la delegación negociadora cubana, en entrevista con la prensa dijo que “el día que el Presidente decida venir a Cuba va a ser bienvenido” aunque añadió que el gobierno cubano no negocia asuntos internos del país a cambio de una normalización de relaciones con Washington, según escribió el periódico Granma.
“Nosotros no pedimos que se cambien cosas que no nos gustan en Estados Unidos para hablar o visitar ese país”, acentuó.






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