“Permítanme salir de este país”: la súplica de un cubano detenido en Alligator Alcatraz tras más de dos décadas residiendo en EE.UU

Un cubano que ha vivido más de dos décadas en Estados Unidos, identificado como Alexis Rodríguez, pidió ser deportado luego de permanecer más de un mes en el centro de detención migratoria Alligator Alcatraz, en Florida. La súplica —inusual para un migrante con arraigo, familia y vida laboral en el país— se hizo pública después de que su salud física y emocional se deteriorara gravemente, en un contexto que él describe como “inhumano, insoportable y humillante”.

Rodríguez asistió a una cita rutinaria con inmigración, obligación que ha cumplido durante 25 años bajo supervisión migratoria. Pero, en esta ocasión, en lugar de regresar a su rutina, las autoridades lo detuvieron para ejecutar una antigua orden de deportación vinculada con un caso de tráfico y contrabando ocurrido en los años noventa. Según su familia, ese capítulo legal quedó cerrado hace un cuarto de siglo: «Se que cometió un error y lo cometió hace más de 25 años, Pagó por ese error», afirmó su esposa.


Un testimonio extremo: “Prefiero que me deporten a seguir viviendo aquí”

Las declaraciones del cubano describen un escenario de precariedad extrema dentro del centro de detención. Rodríguez, diabético y dependiente de medicación diaria, asegura que ha tenido que pasar días sin comer, no solo porque la comida llega fría y en mal estado, sino porque teme enfermar aún más debido a la falta de higiene. Afirma que no tiene acceso adecuado a sus medicamentos y que su salud se deteriora aceleradamente.

El migrante describe un ambiente de hacinamiento severo, donde decenas de personas comparten apenas tres baños, muchos de ellos desbordados. El acceso a las duchas, limitado a cada tres días, se vuelve insuficiente frente a la cantidad de detenidos. Las luces, encendidas durante toda la noche, impiden dormir, intensificando el estrés, la ansiedad y el desgaste emocional. Plagas de insectos, falta de agua potable y olores persistentes completan el cuadro descrito como “inhumano”.

“Está irreconocible”, asegura su esposa. “Está delgado, agotado, deprimido. Dice que no aguanta más. Por eso pide que lo deporten, aunque eso implique volver a un país al que no quiere regresar”.

Una denuncia que coincide con un informe internacional

Las condiciones relatadas por Rodríguez coinciden con las conclusiones de un informe reciente de Amnistía Internacional, que calificó a Alligator Alcatraz como un centro donde se aplica “tortura moderna” mediante privaciones básicas, encierro prolongado y condiciones estructurales propias de instalaciones punitivas y no administrativas. El documento detalló baños colapsados, agua no potable, comida insuficiente, plagas de insectos y un entorno constantemente iluminado que afecta la salud mental y física de los detenidos.


El estado de Florida rechazó las acusaciones y las tildó de “ataques políticos”. Sin embargo, abogados y organizaciones humanitarias insisten en que el testimonio de Rodríguez se suma a un patrón sostenido en el tiempo.

Antecedentes históricos de Alligator Alcatraz: de centro provisional a símbolo de controversia migratoria

El centro de detención conocido como Alligator Alcatraz surgió a inicios de los años 2000 como una instalación temporal para absorber picos de detenciones migratorias en Florida. Levantado en una zona aislada, su diseño inicial contemplaba estancias cortas, mientras se procesaban deportaciones rápidas o traslados a centros más grandes.

Con el aumento de detenciones al nivel estatal, la instalación pasó a convertirse en un centro de retención permanente, pese a que su infraestructura nunca fue concebida para alojar a grandes cantidades de personas ni para estancias prolongadas. Esto derivó, desde sus primeros años, en problemas de hacinamiento, deficiencias en servicios básicos y falta de atención médica especializada.

Ya en la década de 2010, organizaciones de derechos humanos documentaban baños desbordados, acceso limitado a duchas, plagas de insectos, situaciones de tensión con el personal y denuncias de represalias hacia migrantes que intentaban presentar quejas formales. El centro comenzó a ganar reputación como una de las instalaciones más cuestionadas del sistema migratorio en Florida.

En los últimos años, con el endurecimiento de las políticas migratorias estatales, Alligator Alcatraz se convirtió en un destino frecuente para personas con órdenes de deportación antiguas, incluso aquellas que habían vivido durante décadas bajo supervisión sin incidentes, como es el caso de Rodríguez.

El informe de Amnistía Internacional de 2025 marcó un punto de inflexión, al describir el centro como un espacio donde se ejerce un trato “cruel, inhumano y degradante”. A pesar del impacto mediático y de los llamados a su cierre o reforma, las autoridades de Florida han seguido defendiendo su funcionamiento.

Aunque Rodríguez ha pedido ser deportado de manera urgente, las autoridades le recordaron a su familia que la deportación no depende del detenido, sino de su país de origen. En el caso de Cuba, el proceso requiere que el gobierno acepte formalmente su repatriación, un trámite que suele estar condicionado por acuerdos bilaterales irregulares o tensiones políticas.

Así, el cubano se encuentra en un limbo: detenido sin fecha de salida, con una orden activa, pero sin certeza de que Cuba lo reciba. “Es una especie de cárcel sin reloj”, lamentó su esposa. “Puede ser mañana o dentro de seis meses”.

Un caso que reanima el debate migratorio en Florida

El caso de Rodríguez resurge en un momento de endurecimiento migratorio tanto en Florida como a nivel federal. Organizaciones humanitarias han advertido que las detenciones prolongadas, la falta de supervisión y el uso de centros no preparados para largas estancias ponen en riesgo la salud y la integridad de miles de migrantes.

Para expertos en inmigración, la historia de este cubano refleja la paradoja del sistema: personas que han vivido décadas bajo supervisión ordenada pueden ser detenidas de manera sorpresiva debido a condenas históricas ya cumplidas. En un contexto político marcado por posiciones cada vez más duras, estos episodios se vuelven más frecuentes.

Una llamada de atención urgente

Para activistas, el caso es un recordatorio de los límites —y fallas— del modelo de detención migratoria en Estados Unidos. Para su familia, es una lucha contrarreloj. “No está pidiendo un privilegio”, insiste su esposa. “Está pidiendo que no lo dejen morir ahí dentro”.

Mientras espera una respuesta a su petición de deportación o una revisión de su caso, Rodríguez continúa detenido en Alligator Alcatraz, con su salud deteriorándose día a día.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *