Padre cubano detenido por ICE es expulsado a México pese a tener parole vigente

La deportación de Ariel Lara González, un cubano con parole vigente y en pleno proceso para acogerse a la Ley de Ajuste Cubano (CAA), ha generado inquietud en la comunidad migrante, especialmente entre quienes enfrentan situaciones similares.

Su arresto por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y su posterior expulsión a México —y no a Cuba— desatan nuevas interrogantes sobre los criterios que utiliza el gobierno estadounidense para ejecutar detenciones y deportaciones en casos de cubanos protegidos bajo programas humanitarios o con trámites pendientes de legalización.


El perfil del caso: manifestante del 11J y padre de familia

Ariel llegó a Estados Unidos en 2022 a través de un proceso migratorio legal. Según su familia, participó en las protestas del 11 de julio de 2021 en Cuba, lo que lo convirtió en blanco de vigilancia por parte de la Seguridad del Estado. Tras su entrada a EE.UU., inició un proceso de regularización mediante la Ley de Ajuste Cubano, que otorga residencia legal a quienes ingresan con estatus de parole y permanecen un año y un día en el país.

Ariel, además, es padre de un niño pequeño que cumplió su primer año en octubre, fecha en la que él permanecía detenido. Su esposa, Elena Lara, ha señalado que la separación afectó profundamente a la familia, especialmente al menor. «No hay piedad. No hay empatía», dijo la mujer en declaraciones a Local 10 quien dijo confiar en su momento en las autoridades del gobierno de Trump.

ICE detuvo a Ariel alegando que no habían transcurrido cinco años desde su primera deportación en 2018, un punto que —según su abogado— no debería invalidar su protección migratoria actual. La defensa sostiene que Ariel había sido admitido legalmente con parole, había demostrado buena conducta, no tenía antecedentes criminales en EE.UU. y cumplía con los requisitos para iniciar su ajuste de estatus.

A pesar de ello, la agencia lo retuvo durante semanas. Durante ese tiempo, Ariel denunció haber sido colocado en aislamiento durante tres días sin recibir explicación o interrogatorio, una práctica que organizaciones de derechos humanos han criticado repetidamente como innecesaria y psicológicamente dañina.

Traslados, incertidumbre y una deportación ejecutada con rapidez

Posterior a su aislamiento, Ariel fue trasladado a un centro de detención en Texas, desde donde se aceleró el proceso de expulsión. Aunque su familia aún intentaba gestionar apoyo legal y político, el operativo se llevó a cabo con rapidez.


La sorpresa final llegó al conocerse que, contrario a lo esperado, no fue deportado a Cuba, sino a México. Su familia asegura que él no tiene redes de apoyo en ese país y teme por su seguridad ante los altos niveles de violencia. La decisión ha sido calificada por su esposa como “incomprensible y cruel”.

Un sistema migratorio que genera inconsistencias

El caso ha reabierto el debate sobre las deportaciones de cubanos con trámites activos. Abogados migratorios explican que, aunque ICE tiene la autoridad para detener a personas con deportaciones previas, el manejo de estos casos debería considerar la existencia de estatus legales vigentes, procesos de ajuste en curso y factores humanitarios como la reunificación familiar.

Estos episodios también exponen la discrecionalidad administrativa del sistema migratorio: cubanos en situaciones prácticamente idénticas pueden obtener resultados diferentes dependiendo del centro de detención, del oficial asignado o del historial previo.

El impacto humano: familias dislocadas y procesos interrumpidos

Para la familia de Ariel, la deportación significó la ruptura abrupta de su estabilidad en EE.UU. Su esposa relata que habían confiado en las garantías ofrecidas a los cubanos con parole, especialmente aquellos perseguidos políticamente, y que esperaban apoyo de figuras políticas como el senador Marco Rubio, quien históricamente ha estado involucrado en casos de cubanos vulnerables.

El caso ganó notoriedad cuando un video de una anciana llorando se viralizó en las redes sociales. Se trataba de la abuela estadounidense de Ariel, quien imploraba por la liberación de su nieto. En la grabación la señora de la tercera edad afirmó que él “se despertaba a la una de la madrugada para distribuir mercancía por los cayos” y que “no fallaba ni un solo día”.

En palabras de su abuela, todavía presentes desde aquel video que conmovió a miles: «Lo único que pido es que no lo manden de vuelta a un país donde está en peligro».

La separación también ha tenido un costo emocional y económico. Elena quedó sola en Miami con su hijo y su abuela, sin el respaldo laboral y familiar que Ariel proporcionaba. La falta de transparencia durante el proceso —dice— los dejó sintiéndose “traicionados y abandonados por el sistema”.

Contexto: un aumento en las detenciones de cubanos en proceso de ajuste

El caso de Ariel no es aislado. Diversas organizaciones han reportado un incremento en detenciones de cubanos que poseen parole, I-220A o procesos de ajuste en curso. Estos incidentes suelen estar vinculados a revisiones de expedientes antiguos, problemas de documentación o tecnicismos que ICE utiliza como fundamento legal.

La incertidumbre jurídica se ha extendido especialmente desde 2023, cuando se reactivaron vuelos de deportación hacia Cuba y se intensificaron los controles migratorios.

Preocupación entre abogados y defensores

Expertos en inmigración advierten que deportar a personas con procesos legales activos puede tener un efecto devastador para las familias y desalentar a otros migrantes que están tratando de cumplir con el sistema. También señalan que enviar a un cubano a México —sin vínculos, sin protección humanitaria y sin coordinación previa— genera riesgos adicionales.

Muchos se preguntan por qué el caso no recibió una revisión más profunda, especialmente considerando los factores humanitarios y la elegibilidad de Ariel para ajustar su estatus.

Un sistema que enfrenta críticas crecientes

Abogados, activistas y familiares insisten en que la situación evidencia fallas estructurales como falta de comunicación entre agencias, procesos opacos, criterios aplicados de manera desigual y poca consideración hacia familias con hijos menores.

El caso de Ariel, ahora deportado a México sin recursos ni protección, se suma a una lista creciente de situaciones que alimentan el debate sobre la necesidad de reformar el sistema migratorio y establecer protocolos más claros para cubanos en procesos de ajuste.


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