Cuando el pasado 17 de diciembre los presidentes de Cuba y Estados Unidos aparecieron simultáneamente en la televisión para anunciar el inicio del restablecimiento de las relaciones entre ambos países, el mundo y sobre todos los cubanos pensaban que todo estaba resuelto.
A mediados de enero el presidente de Estados Unidos anuncio un paquete de medidas que suavizaban el embargo a un punto histórico y flexibilizaba los viajes a Cuba aunque mantenía baneado los viajes turísticos, el pronto anuncio de Estados Unidos también sugería que todo marcharía rápido pero algo ha frenado el progreso en las conversaciones. Cuba exigió un grupo de demandas para decidirse a abrir una embajada de Estados Unidos en Cuba entre las que hay algunas que no pueden ser cumplidas al menos no con rapidez.
Entre algunas de las demandas más difíciles se encuentra el pago de indemnización por los daños causados por el embargo a Cuba, la devolución de la Base Naval de Guantánamo y el cese del financiamiento a opositores dentro de la isla, Estados Unidos se ha negado (al menos por el momento) a cumplir ninguna una de ellas.
Las demandas cubanas no han descarrilado las conversaciones diplomáticas, que se prevé continúe en Washington el próximo mes. Pero muestran que EE.UU. y Cuba podrían estirar el acercamiento diplomático en medio siglo, debido a que las principales divisiones continúan.
Analistas comienzan a dudar de la disposición de Raúl Castro a seguir adelante con el plan inicial, sus últimas palabras y varias editoriales en la prensa cubana controlada por el estado tratando de bajar las expectativas sobre el acercamiento con Estados Unidos sugieren que las cosas podrían quedarse como están.
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