Migrantes cubanos se arriesgan a cruzar el río Bravo para entrar a Estados Unidos

Cruzar a nado el río Bravo, frontera natural entre Estados Unidos y México, podría haberse convertido en una nueva vía para que los cubanos entren a territorio estadounidense tras el fin de la política de «pies secos/pies mojados» en enero pasado.


Niuvis Ramos, una migrante cubana detenida durante semanas en el Centro T. Don Hutto en Taylor, Texas, dijo a el Nuevo Heradl que varias de las casi 40 compatriotas que estaban junto a ella en el centro de detención del servicio de Aduanas e Inmigración de Estados Unidos habían escogido el mismo camino que miles de migrantes centroamericanos en su desespero por llegar “a tierras de libertad”.

“Algunas de ellas al ser detenidas por la patrulla fronteriza demostraron miedo creíble a regresar a Cuba. Ahora esperan defender su caso ante un juez en Estados Unidos”, dijo Ramos, recientemente liberada tras semanas de detención.

La Policía de Inmigración y Aduanas (ICE) declinó hacer comentarios sobre las entradas de cubanos “mojados” desde México y refirió las preguntas a la Patrulla Fronteriza.

El portavoz de la Patrulla Fronteriza en el sector de Laredo, Richard Pauza, dijo no haber escuchado ningún caso de cubanos detenidos al entrar de manera ilegal a territorio de Estados Unidos.

Aunque Ramos logró obtener su parole, espera por la liberación de su esposo Rismari Manuel Torres, quien junto a otros nueve hombres y dos mujeres lucha desesperadamente por demostrar que llegaron apenas unas horas antes de la decisión del presidente Barack Obama.


“Ellos estaban en los puestos migratorios en el momento de la Obamada”, relata Irina Feijóo, esposa de Adalberto Agramonte y quien llegó a Estados Unidos apenas unos días antes del fin de la política migratoria que beneficiaba a los cubanos, respaldada por un pasaporte portugués, heredado de su abuela.

“Aunque habían entregado todos los papeles y llegaron antes de las 4:30 pm, los oficiales de la frontera no los procesaron porque habían recibido órdenes de detener el flujo de cubanos”, añade.

El abogado de inmigración Jorge Rivera, quien asumió la defensa de estos cubanos, se mantiene muy optimista sobre el caso.

“Hemos establecido un precedente con el caso de la cubana Jennifer López, que llegó el día 11 a la estación migratoria pero no fue procesada hasta después del fin de la política pies secos/pies mojados”, explica Rivera.

Tras probar que López estaba en territorio norteamericano antes de finalizada la política de acogida, le fue otorgado un parole, con el cual podrá esperar hasta el año y un día en que se convierte en elegible para regular su estatus legal bajo la Ley de Ajuste Cubano de 1966.

La familia Agramonte Feijóo viajó miles de kilómetros y tres continentes para llegar a Estados Unidos.

El hombre, de 52 años y su esposa que era médico de profesión en Camagüey, llegaron a Europa en 2010, amparados por la ciudadanía lusa de Feijóo y tras dos intentos de escape en balsa hacia Estados Unidos.

“Comenzamos a trabajar en España y a reunir algún dinero para continuar el viaje a Estados Unidos. Allí nos agarró la crisis económica que nos dejó sin empleo y tuvimos que marcharnos a Ecuador”, dice.

Feijóo tiene una especialización en medicina general integral y se fue al Ecuador gobernado por Rafael Correa junto a su esposo aprovechando la llegada masiva de profesionales de la salud de la Isla que inundaron el sistema sanitario público de en la nación andina.

“Los primeros dos años pude trabajar. Sufrí en carne propia la xenofobia contra los cubanos que se vive en ese país. Mi esposo, que es mecánico industrial no consiguió trabajo. Con lo que habíamos reunido conseguimos un visado a México pero resultó esta fatalidad”, comenta Feijóo.

Tras pedir asilo, Agramonte y otros ocho migrantes fueron detenidos y desde entonces se encuentran en el Centro de Detención de Río Grande, Texas. Otras dos cubanas están detenidas en Laredo, junto a la frontera con México.

(Con información de el Nuevo Herald)


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