“Mientras más me aparten los poderes, más gano en libertad”: periodista cubana responde tras negativa de visa de la embajada de EE.UU

La periodista y escritora cubana Yania Suárez denunció que la Embajada de Estados Unidos en La Habana le negó una visa para asistir a un evento académico al que había sido invitada de manera oficial. La comunicadora calificó la decisión como un acto “absurdo” y cargado de arbitrariedad, que refleja el endurecimiento de la política migratoria hacia los cubanos en los últimos años.

La negativa y los argumentos oficiales

De acuerdo con la versión consular, la negativa se basó en que Suárez no logró demostrar suficientemente los motivos de su viaje ni sus vínculos con Cuba, requisitos habituales en la evaluación de riesgo migratorio. Sin embargo, la periodista rechaza tales argumentos al recordar que siempre ha regresado a la isla tras viajes anteriores y que ha cumplido rigurosamente con sus compromisos académicos y culturales.


En tono crítico e irónico, lanzó una reflexión que ha generado amplio debate: “Me acaban de negar la visa a Estados Unidos. Era una invitación oficial y créanme que estoy realmente confundida. Molesta y confundida”. Cuestionó en su perfil de Facebook lo que considera una decisión con trasfondo político en un contexto de mayor hostilidad hacia voces críticas e independientes.

A su juicio, esa respuesta es la misma que suelen recibir la mayoría de los candidatos, en especial los cubanos e insistió en que cualquiera con un mínimo de objetividad puede percibir que su elección consciente ha sido continuar en Cuba.

Trayectoria académica y antecedentes migratorios

Suárez cuenta con una amplia carrera como periodista y ensayista independiente. Ha sido becada en universidades norteamericanas y ha cursado estudios en Canadá, lo que refuerza —según sus palabras— la incoherencia de la negativa.

Relató que su historial de trámites migratorios incluye una negativa en 2004 por supuestas razones culturales; una decisión personal en 2009 de no iniciar el proceso, pues deseaba volver a Cuba; y la pérdida de una beca en 2022, luego de un prolongado trámite burocrático.

En 2023 perdió una beca de doctorado en la Universidad de Pittsburgh tras esperar más de dos meses por una visa que nunca le fue otorgada, lo que frustró un importante proyecto académico. “Si hubiera cruzado la frontera ilegalmente, ya estuviera adentro. ¡Mucho mejor, si hubiera sido una periodista oficialista! Esta vez no puedo culpar a la Seguridad del Estado, sino a nuestros supuestos aliados”, dijo en aquel entonces a CiberCuba.


No es la primera vez que enfrenta obstáculos similares: en ocasiones previas se le negó el visado bajo argumentos de índole cultural.

Pese a esos contratiempos, la comunicadora insiste en que su historial demuestra responsabilidad y respeto hacia las normas migratorias, ya que siempre retornó a Cuba tras cada viaje autorizado. “¿Yo quisiera saber qué he hecho de malo? ¿Será que no he sido lo suficientemente trumpista últimamente y ya se sabe qué rumbo llevan las nuevas histerias?”, se preguntó. “¿Será el desprecio de siempre hacia nosotros?”, lamentó la comunicadora.

Si bien reconoció la amabilidad de los funcionarios consulares, denunció lo que considera una ‘moda xenófoba’ que, a su juicio, castiga incluso a quienes cumplen con todos los requisitos legales. Quizás tiene que ver con la nueva moda xenófoba que expulsa a cubanos con papeles en orden, que nos impide, mientras dure esta administración, optar por visas de turismo o estudios por el solo hecho de vivir en Cuba”, explicó en su comunicado.

Reacciones divididas

La denuncia de Suárez ha generado solidaridad en círculos académicos y culturales, tanto dentro como fuera de Cuba. Intelectuales y activistas han expresado preocupación por lo que consideran un endurecimiento injustificado de los procesos de visado que afecta directamente a profesionales independientes.

Sin embargo, también se han registrado críticas en redes sociales, especialmente de sectores más afines a las políticas de la administración de Donald Trump, quienes interpretan la denuncia como un ataque político más que como un reclamo de derechos. “Nada más osé hablar un poquito mal de Trump y ya hay cederistas prestos a chivatearme”, criticó.

Contexto migratorio más amplio

El caso de Yania Suárez se enmarca en un escenario donde Estados Unidos ha reforzado los controles migratorios hacia los cubanos residentes en la isla. En los últimos años se han incrementado las denegaciones de visas, los procesos de revocación y la aplicación de entrevistas más estrictas, lo que ha generado malestar en sectores académicos, culturales y empresariales.

A nivel político, analistas señalan que estas decisiones forman parte de un giro más restrictivo en la relación bilateral, que contrasta con momentos de mayor apertura, como el restablecimiento de relaciones diplomáticas en 2015. Hoy, la tendencia apunta a una política más dura, marcada por exigencias adicionales y criterios que algunos consideran discrecionales.

El pasado mes de mayo, Mike Hammer, Encargado de Negocios en La Habana, señaló que las autoridades estadounidenses aplican con mayor rigor las normas migratorias, con el objetivo de bloquear el acceso a individuos con lazos recientes con el aparato estatal o el Partido Comunista. “Queremos evitar que represores estén por las calles de South Beach, tomándose un mojito”, dijo en ese momento.

En tanto Marco Rubio quien se desempeña como secretario de Estado de la actual administración en ese sentido afirmó: “Venir a Estados Unidos con una visa es un privilegio, no un derecho”. El endurecimiento de las medidas migratorias no solo afecta a quienes solicitan nuevos permisos, sino también a quienes ya los poseen, pues ahora existe una vigilancia más severa con posibilidad de cancelación si se detectan faltas o presuntas violaciones.

La voz de Suárez y su mensaje final

Pese a los obstáculos, la periodista afirma que no renunciará a su independencia ni a su labor crítica. “Mientras más me aparten los poderes, más gano en libertad”, declaró, resaltando que su compromiso con la escritura y el pensamiento crítico permanece intacto.

La negativa de su visa reabre el debate sobre el equilibrio entre seguridad migratoria y derechos de intercambio cultural y académico, especialmente en el caso de profesionales independientes que, como Suárez, denuncian sentirse atrapados entre las restricciones de La Habana y las de Washington.


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