Miami se prepara para ser una de las sedes de la Copa Mundial de Fútbol 2026, un evento que promete poner a la ciudad en el centro del mapa deportivo global. Sin embargo, la fiesta futbolística llega con una cuenta millonaria para los contribuyentes locales, lo que ha desatado un intenso debate político y social en el sur de Florida.
Los números del gasto público
El condado de Miami-Dade encabeza la lista de aportes con 46 millones de dólares comprometidos, de los cuales 21 millones corresponden a transferencias directas de dinero y el resto a servicios en especie, como la movilización adicional de policías, bomberos, paramédicos y otros empleados públicos que deberán cubrir las exigencias del evento.
La ciudad de Miami aportará 5 millones en efectivo, mientras que Miami Beach destinará 1,25 millones en efectivo y hasta 500.000 dólares en especie, principalmente para seguridad, saneamiento y apoyo logístico. En total, los gobiernos locales asumirán una factura cercana a los 53 millones de dólares.
Aunque estas cifras son oficiales, analistas advierten que los gastos podrían aumentar a medida que se acerque el evento, pues aún quedan por definir costos de transporte, medidas de seguridad extraordinarias y campañas de promoción turística.
La promesa de un impacto económico histórico
El comité organizador sostiene que el Mundial traerá beneficios que superarán con creces la inversión pública. Sus proyecciones calculan un impacto económico cercano a los 920 millones de dólares, que se reflejará en distintos sectores:
- Turismo: aumento de las reservas hoteleras en temporada baja y mayor ocupación en restaurantes, bares y locales de entretenimiento.
- Empleo: generación de miles de empleos temporales, tanto en el área de la construcción como en servicios asociados al evento.
- Infraestructura deportiva: mejoras en estadios y áreas circundantes que, según sus defensores, quedarán como legado para la comunidad.
- Proyección internacional: consolidación de Miami como destino global, no solo turístico, sino también para futuros eventos de gran escala.
- Impacto cultural: organización de festivales, programas juveniles y actividades comunitarias paralelas al torneo.
Para los promotores del proyecto, el Mundial es una oportunidad única que no puede desperdiciarse.
Las voces críticas: prioridades bajo la lupa
El entusiasmo no es compartido por todos. El condado de Miami-Dade enfrenta un déficit presupuestario superior a los 400 millones de dólares, lo que ha obligado a recortes en programas esenciales. En este contexto, destinar decenas de millones al Mundial despierta cuestionamientos sobre las prioridades de la administración local.
El vicepresidente del condado, Kionne L. McGhee, ha encabezado la oposición, argumentando que el dinero debería dirigirse a atender necesidades urgentes de la comunidad: programas de asistencia a adultos mayores, almuerzos escolares gratuitos y servicios de salud mental. “No podemos sacrificar lo esencial para financiar un evento deportivo”, expresó durante una sesión pública.
La alcaldesa Daniella Levine Cava ha reconocido que los aportes podrían reducirse si así lo decide la comisión, aunque se ha mantenido cautelosa sobre su posición personal. En contraste, el presidente de la comisión, Anthony Rodriguez, defiende la inversión y recuerda que fue el propio condado quien solicitó convertirse en sede del torneo, comprometiéndose desde el inicio con FIFA y con los organizadores locales.
Un dilema repetido en otras sedes
El debate en Miami no es aislado. Cada vez que un gran evento deportivo llega a una ciudad, las preguntas sobre el uso de fondos públicos resurgen. La experiencia en otras ciudades que han acogido Juegos Olímpicos o Mundiales muestra un patrón: promesas de impacto económico millonario que, en ocasiones, no se cumplen en la magnitud anunciada, mientras las comunidades deben asumir deudas o recortes en otras áreas.
En el caso de Miami, los críticos temen que la carga fiscal termine pesando sobre los contribuyentes, mientras los beneficios se concentran en sectores específicos como el turismo, la hotelería y los patrocinadores.
Una votación clave en el horizonte
La comisión del condado deberá votar el próximo mes sobre el presupuesto que incluye el financiamiento al Mundial. Será una decisión clave que marcará si el sur de Florida mantiene intactos los compromisos adquiridos con los organizadores o si se reduce la aportación pública en medio de la presión por atender necesidades sociales más inmediatas.
Mientras tanto, el debate crece y divide a la opinión pública. Para unos, el Mundial 2026 es una inversión estratégica que catapultará a Miami al escenario internacional. Para otros, es un gasto excesivo que refleja una desconexión entre los líderes políticos y las necesidades reales de la población.
Lo cierto es que, antes de que ruede el balón, la Copa del Mundo ya enfrenta su primer gran partido en Miami: el de la política, la economía y las prioridades sociales.