“Listos para curar heridas, no para repetir discursos»: médico exiliado ofrece regresar a Cuba tras el paso del huracán Melissa

Foto: Perfil de Facebook de Alexander Jesús Figueredo Izaguirre y video de YouTube de Univisión Miami

Mientras el oriente de Cuba intenta recuperarse del paso devastador del huracán Melissa, un gesto de solidaridad desde el exilio ha despertado atención internacional. El médico cubano Alexander Jesús Figueredo Izaguirre, residente en Houston, Texas, publicó una carta abierta dirigida al senador estadounidense Marco Rubio, en la que se ofrece a regresar a su país natal para atender a las víctimas del ciclón, junto a un grupo de profesionales de la salud cubanos radicados en el extranjero.

Figueredo, conocido por su activismo y por haber sido expulsado del sistema de salud cubano en 2021 tras denunciar las carencias del sector, asegura que su iniciativa tiene un único propósito: salvar vidas sin interferencias políticas.


«Estamos listos. Listos para volver a Cuba con nuestras batas, no con consignas. Listos para curar heridas, no para repetir discursos. Si Estados Unidos crea un corredor humanitario sin la intervención del Partido Comunista, encontrará en nosotros un ejército blanco dispuesto a entrar al país y atender directamente al pueblo», escribió en su cuenta de Facebook.

“La verdadera revolución hoy es sanar”

El médico, que antes laboraba en el municipio de Río Cauto, Granma, subrayó que el desastre dejado por Melissa ha desnudado la fragilidad del sistema sanitario cubano. En su carta denuncia la falta de medicamentos, electricidad y personal médico, y critica que las autoridades prioricen la propaganda política antes que el auxilio a la población.

“La verdadera revolución hoy es sanar”, afirma, al tiempo que llama a dejar de lado la ideología para enfocarse en las vidas humanas.

Su propuesta —que él denomina un “ejército blanco de batas”— busca reunir a médicos cubanos en el exilio dispuestos a trabajar de forma voluntaria en hospitales y comunidades rurales devastadas. “No pedimos privilegios ni perdón; pedimos permiso para curar”, expresó.

Desastre humanitario y crisis sanitaria

El huracán Melissa golpeó el oriente de Cuba con vientos superiores a los 200 kilómetros por hora, dejando decenas de muertos y miles de desplazados, según reportes ciudadanos. Aunque el gobierno no ha ofrecido cifras oficiales, medios independientes y organizaciones de derechos humanos hablan de un panorama catastrófico: barrios enteros bajo el agua, viviendas colapsadas, y hospitales sin capacidad para atender la emergencia.


En Santiago de Cuba y Contramaestre, varias comunidades permanecen sin electricidad ni agua potable desde hace días. Las imágenes difundidas muestran centros médicos colapsados, sin oxígeno ni insumos básicos. En tanto, médicos dentro de la isla denuncian que los recursos se distribuyen de manera desigual y que muchas donaciones internacionales son retenidas por organismos estatales antes de llegar a los damnificados.

Frente a esa situación, el ofrecimiento de Figueredo apunta a canalizar ayuda directa desde Estados Unidos y otros países donde residen miles de médicos cubanos exiliados. “Hay una comunidad médica lista para actuar, pero necesitamos garantías de que la ayuda llegue directamente al pueblo”, afirmó el galeno.

Silencio oficial y dilema político

Hasta ahora, el gobierno cubano no ha respondido públicamente a la propuesta del médico. Tampoco el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) ha emitido declaraciones sobre la posibilidad de permitir la entrada de brigadas independientes.

La propuesta, sin embargo, plantea un dilema político: aceptar la ayuda de médicos exiliados podría representar una señal de apertura humanitaria, pero también implicaría reconocer el colapso del sistema de salud que el régimen ha defendido durante décadas como uno de sus principales logros.

Por su parte, el senador Marco Rubio, a quien fue dirigida la carta, no ha comentado de manera directa, aunque recientemente declaró que Estados Unidos está preparado para enviar ayuda humanitaria al pueblo cubano, siempre que se garantice que no pase por manos del gobierno.

Voces desde la diáspora y las redes sociales

La iniciativa de Figueredo ha provocado un amplio debate entre los cubanos del exilio. En redes sociales, miles de usuarios expresaron apoyo a su gesto, calificándolo como “una muestra de amor a la patria más allá de la política”. “Los médicos que fueron expulsados por pensar diferente son los mismos que ahora quieren regresar para salvar vidas”, escribió una usuaria en X (antes Twitter).

Organizaciones como Cuba Decide, Cuba Demanda y colectivos de profesionales de la salud en Miami y Madrid han respaldado públicamente la idea, instando a los gobiernos de Estados Unidos y otros países a facilitar un puente humanitario independiente.

Mientras tanto, otros observadores advierten que el régimen podría utilizar el ofrecimiento como un pretexto para reforzar su discurso de “soberanía” y “resistencia ante la injerencia extranjera”.

Una historia que trasciende la política

Alexander Figueredo no es un desconocido en la esfera pública. Fue uno de los médicos sancionados en 2021 por denunciar en redes sociales la falta de insumos durante la pandemia de COVID-19. Tras perder su licencia, emigró a Estados Unidos, donde continuó ejerciendo su profesión y se convirtió en una voz crítica del sistema cubano.

Su nuevo gesto, sin embargo, no tiene tono de confrontación, sino de reconciliación. En su mensaje afirma que su única motivación es “sanar el dolor de su pueblo”, y que está dispuesto a regresar temporalmente si se garantiza que la ayuda se administre con transparencia y sin manipulación política.

«Si nos dejan entrar, iremos con nuestras manos limpias y nuestro juramento intacto. Porque sanar, en Cuba, sigue siendo un acto de rebeldía», concluyó el galeno.

Un símbolo de esperanza y desafío

El ofrecimiento del doctor Figueredo ha adquirido un carácter simbólico: representa el deseo de muchos cubanos en el exterior de contribuir al bienestar de su país sin someterse a las condiciones del régimen. También pone en evidencia las limitaciones del sistema sanitario cubano, que en los últimos años ha perdido miles de profesionales a causa del exilio y la emigración masiva.

En medio del desastre provocado por Melissa, la propuesta del médico exiliado reabre una pregunta que resuena dentro y fuera de Cuba: ¿Permitirá el gobierno que la solidaridad llegue sin control político?

Posibles próximos pasos

Fuentes cercanas al entorno de médicos cubanos en Estados Unidos aseguran que ya se están explorando vías logísticas para enviar ayuda humanitaria directa, en coordinación con ONG internacionales como Cruz Roja y Médicos Sin Fronteras, aunque aún no existe autorización oficial.

Si el corredor humanitario propuesto se concretara, podría convertirse en el primer caso de cooperación médica directa entre el exilio y la isla en más de seis décadas. “No queremos reconocimiento político ni aplausos”, insistió Figueredo en su mensaje. “Solo queremos servir. La patria también se salva con un estetoscopio.”


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