La cubana que diseña sobre dulces

Lo mismo puede trazar sobre un cake la forma de Mickey Mouse o si lo deseas la cara de un minion. Ella se llama Vanessa Pino Arrocha, y aunque pudiera haber elegido para su negocio un local en el Municipio Plaza o La Habana Vieja (zonas de grandes negocios y sistemática afluencia de público extranjero) ha decidido que Dulces Detalles se quede en el ultramarino municipio de Regla en La Habana.


Su negocio se ha hecho muy popular, no importa si queda lejos, la gente sabe que en el local de Vanessa encontrarán un obsequio único con una decoración muy ocurrente, a la medida y sobre todo con un trabajo muy profesional.

El talento le viene porque es graduada de Diseño Gráfico, aunque la idea de decorar dulces vino por asar. Antes de llegar a este camino hizo muchas cosas entre ellas ser promotora de servicios de publicidad junto a su familia, pero el talento por crear y diseñar fue más fuerte. Tiempo después llegó la idea de aplicar todo lo que sabe y lo que estudió en algo que realmente fuera novedoso y que además le diera ganancias por eso.

Así nació Dulces Detalles, una forma diferente para hacer regalos diferentes. Y aunque Vanesa no siempre tiene los materiales para hacerlo, no deja de producir. Ella, cubana al fin, sabe que los frenos pueden convertirse en un motor para echar adelante. Por eso, cuando no tiene chocolate, se reinventa y hace otras cremas y si se le acabaron los sobres para envasar caramelos idea rápidamente otro tipo de estuche.

Vanesa sufre el impedimento de no tener siempre los insumos, por eso siempre que puede viajar los trae desde el extranjero, aunque solo en cantidades pequeñas, porque aún los trabajadores particulares en Cuba no tienen el permiso para realizar importaciones mayoristas.

Hay que aclararlo. En Dulces Detalles todas las decoraciones son comestibles. Esta cubanita es original y no le gusta decorar algo que no se coma. Ella piensa sobre todo en los niños que tan atraídos se sienten por sus cake, por eso cada detalle es pensado para que termine en un final feliz: Degustar estos pasteles artísticos.


Su negocio aún es pequeño y ella, como buena jefa supervisa todos los detalles aunque a veces no le quede mucho tiempo para dormir las horas que se necesita. Esta cubana, que ha ganado un poco de fama, aún no tiene un gran salón. Su cuartel general es la propia cocina de la casa, en la cual sueña no solo con nuevas formas de moldear y diseñar en los dulces, sino también de impartir clases de artesanía culinaria.

Pero al negocio de Vanesa la gente no solo acude para comprar dulces diseñados. Cada día llegan niños hasta allí para disfrutar de los kit, opciones donde los pequeños pueden jugar a decorar dulces, algo que sueña con hacerlo a escala mayor y sin cobrar nada por eso.

Esta mujer lleva en las venas las ganas de enseñar y trasmitir todo lo que sabe en escuelas y hasta en otros espacios. Sin saberlo quizá, ella es una de las precursoras de este tipo de arte culinario en el país.

Ojalá este negocio sirva de ejemplo para que en el futuro otros emprendimientos como este se abran en la Isla. Quién sabe si surjan dulcerías de diseño donde podamos elegir la cara de nuestro futbolista preferido o tal vez nuestra propia imagen.

Cuba tiene talento joven y esta diseñadora gráfica es una prueba de ello.


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