La noticia no tendría nada de relevante si no se tratara del parlamento cubano y si la parlamentaria de la que hablaremos no fuese la hija de Raúl Castro. Durante una sección del parlamento cubano la diputada Mariela Castro voto NO a proyecto del nuevo código del trabajo por considerar que no iba lo suficientemente lejos como para evitar la discriminación de las personas con identidades de género no convencionales o a los enfermos con VIH.
La costumbre o la regla no escrita para complacer a los dictadores de la isla es que el parlamento debe pasar sus proyectos por unanimidad y así ha sucedido en todos los años de la «revolución». La votación ocurrió en diciembre pasado en una sesión a puertas cerradas y no ha sido hasta ahora que se supo la votación en contra de la hija de Castro.
La pregunta obligada es que hubiera pasado a cualquier otro diputado que no sea hijo ni familiar de los Castro que se oponga un proyecto impulsado por el gobierno.
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