El sur de Florida se prepara para la llegada de las llamadas “King Tides”, las mareas más altas del año, que volverán entre octubre y diciembre con la posibilidad de provocar inundaciones costeras temporales incluso en jornadas sin lluvia.
Este fenómeno, que cada año afecta zonas bajas de Miami-Dade, Broward y los Cayos, ocurre cuando la Luna se encuentra en su punto más cercano a la Tierra (perigeo) y coincide con una fase de luna llena o nueva, lo que genera una atracción gravitacional más fuerte sobre los océanos.
De acuerdo con meteorólogos del canal Local10 y el Servicio Nacional de Meteorología (NOAA), el aumento de las mareas será más notorio este otoño, debido a la combinación de factores astronómicos y atmosféricos. Los vientos marinos y las presiones bajas podrían elevar aún más el nivel del agua, causando lo que se conoce como nuisance flooding, es decir, inundaciones molestas pero recurrentes que afectan el tránsito, las propiedades y los sistemas de drenaje.
Miami-Dade, Broward y los Cayos: el calendario de las mareas extremas
La NOAA estima que el sur de Florida experimentará más de 30 días de condiciones de King Tide entre octubre y diciembre de 2025. Las fechas varían según la ubicación, pero los condados costeros ya manejan un calendario detallado de alerta.
En Miami-Dade County, las mareas más altas se registrarán del 5 al 12 de octubre, con el punto máximo el día 12, seguidas de una nueva ronda del 19 al 23 de octubre (pico el 22), otra del 3 al 9 de noviembre (pico entre el 5 y el 7) y una última del 2 al 7 de diciembre, cuando se espera otro repunte entre el 4 y el 5.
En Broward County, las fechas coinciden parcialmente, con periodos de mareas elevadas entre el 5 y el 12 de octubre (máximo el 8), del 18 al 24 de octubre, del 2 al 10 de noviembre y del 2 al 7 de diciembre. Las ciudades más expuestas serán Fort Lauderdale, Hollywood y Dania Beach, donde las calles cercanas a canales o drenajes suelen inundarse cada temporada.
En Monroe County, que abarca los Cayos de Florida, las mareas varían según la zona: los Lower Keys tendrán picos el 9 y 10 de octubre, los Middle Keys el 11 y 12, y los Upper Keys entre el 7 y el 9. También se anticipan mareas altas del 20 al 24 de octubre y del 3 al 10 de noviembre, especialmente en Key Largo y Marathon, donde el terreno bajo y la proximidad al mar hacen que las calles se aneguen con facilidad.
Los horarios en que se producirán estas mareas el día 6 de octubre son los siguientes: Broward – 8:05 a.m. (3.60 pies) y 8:21 p.m. (3.47 pies), en Miami — 8:54 AM (2.96 pies) y 9:09 PM (2.90 pies) y en los Cayos superiores: 8:23 a. m. (3.35 pies) y 8:28 p. m. (3.23 pies).
En el caso del martes 7 de octubre se producirán de la siguiente forma: Broward — 8:54 AM (3.76 pies) y 9:06 PM (3.50 pies), Miami — 9:43 AM (3.06 pies) y 9:54 PM (2.94 pies), Cayos superiores – 9:12 a.m. (3.48 pies) y 9:22 p.m. (3.28 pies). Mientras que el miércoles 8 de octubre comenzarán un poco más tarde: Broward — 9:43 AM (3.84 pies) y 9:54 PM (3.48 pies), Miami — 10:32 AM (3.10 pies) y 10:40 PM (2.94 pies), Cayos superiores: 10:00 a. m. (3.53 pies) y 10:09 p. m. (3.27 pies).
Inundaciones por retroceso y riesgos para la infraestructura
Durante las King Tides, el agua del océano puede subir por los drenajes pluviales y desbordarse en zonas residenciales y comerciales, provocando inundaciones por retroceso. Este fenómeno afecta con frecuencia barrios costeros de Miami Beach, Brickell, Edgewater, Fort Lauderdale y Key Largo, donde el nivel del suelo está apenas por encima del mar.
El agua salada no solo genera molestias a conductores y peatones, sino que también puede deteriorar el pavimento, corroer vehículos, dañar jardines y afectar las redes subterráneas de alcantarillado y electricidad. En áreas portuarias y de canales, la marea alta reduce el espacio bajo los puentes fijos, lo que representa un riesgo adicional para embarcaciones pequeñas.
Las autoridades locales recomiendan a los residentes prestar atención a los horarios de marea alta, ya que estos picos suelen durar alrededor de tres horas y pueden repetirse durante varios días consecutivos.
Recomendaciones para residentes y negocios costeros
Ante la inminencia del fenómeno, los gobiernos locales han emitido una serie de medidas preventivas para reducir el impacto de las inundaciones y proteger la infraestructura urbana. Entre las principales recomendaciones figuran:
- Estacionar los vehículos en terrenos elevados o fuera de las zonas de inundación.
- Evitar conducir por calles anegadas, ya que el agua salina puede dañar motores y frenos.
- Asegurar contenedores de basura y reciclaje para evitar que floten o bloqueen drenajes.
- Limpiar canaletas y desagües en viviendas y comercios.
- Reportar a las autoridades locales los puntos donde el agua se acumula con frecuencia.
Los municipios de Miami Beach, Fort Lauderdale y Key West también han activado sus equipos de monitoreo de resiliencia, que recopilan datos sobre las zonas más afectadas y evalúan la eficacia de los sistemas de bombeo y drenaje instalados en los últimos años.
Un anticipo del futuro frente al aumento del nivel del mar
Aunque las King Tides son un fenómeno natural predecible, los expertos advierten que su impacto creciente es una señal de lo que podría convertirse en una condición permanente con el ascenso del nivel del mar. Según la NOAA, el nivel del mar en el sur de Florida ha aumentado más de 10 centímetros en las últimas dos décadas, lo que agrava la exposición de las comunidades costeras a cada ciclo de mareas extremas.
Estos eventos también sirven como “laboratorio natural” para los ingenieros y planificadores urbanos, que estudian cómo el agua se desplaza por el terreno y qué medidas de infraestructura son necesarias para mitigar futuros impactos. Ciudades como Miami Beach ya invierten millones de dólares en bombas hidráulicas, válvulas antirretorno y la elevación de calles, mientras otras localidades exploran soluciones más sostenibles, como la restauración de manglares y humedales naturales.
Los próximos meses serán una nueva prueba para la resiliencia del sur de Florida frente a un fenómeno que, aunque natural, se ha convertido en un recordatorio visible de la vulnerabilidad climática de la región.