
La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) aprobó, el 29 de octubre de 2025, la resolución A/80/L.6, que exige el levantamiento del embargo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba por Estados Unidos desde hace más de seis décadas. Sin embargo, el resultado marcó un hito negativo para el régimen de La Habana, al registrarse una drástica caída en el número de países que respaldaron su posición.
El texto fue adoptado con 165 votos a favor, 7 en contra y 12 abstenciones, cifras que evidencian una pérdida de 22 apoyos respecto a la votación de 2024, cuando la resolución obtuvo 187 votos favorables, apenas 2 en contra y una abstención. Se trata del nivel de respaldo más bajo desde 2010 y del primero en el que varios países latinoamericanos y europeos se distancian abiertamente del régimen cubano.
Reacción del gobierno cubano
Desde La Habana, el canciller Bruno Rodríguez Parrilla calificó la votación como una “victoria de los pueblos” y aseguró que “el mundo sigue del lado de Cuba frente a la injusticia del embargo”. No obstante, la celebración contrastó con los datos concretos: nunca antes la isla había recibido tan pocos votos a favor desde que comenzó a presentar esta resolución en 1992.
Rodríguez responsabilizó a Estados Unidos de presionar a otros gobiernos para abstenerse o votar en contra, una acusación que Washington rechazó. El Departamento de Estado respondió que las sanciones “no son un castigo al pueblo cubano, sino una herramienta de presión contra un régimen que viola sistemáticamente los derechos humanos”.
Países que se desmarcaron y las nuevas alianzas
Entre los siete países que votaron en contra de la resolución se encuentran Argentina, Hungría, Israel, Estados Unidos, Macedonia del Norte, Paraguay y Ucrania. Este último cambio —el de Ucrania— fue particularmente simbólico: por primera vez, Kiev se alineó con Washington y justificó su voto en contra tras denunciar la presencia de ciudadanos cubanos reclutados por Rusia para participar como mercenarios en la guerra en territorio ucraniano.
Las 12 abstenciones provinieron en su mayoría de países europeos y latinoamericanos que, tradicionalmente, habían apoyado a Cuba. Entre ellos figuran Polonia, Rumanía, Bosnia-Herzegovina, Costa Rica, Ecuador, Estonia, Marruecos, Albania, Lituania, Moldavia, República Checa, Letonia y Micronesia.
Para analistas internacionales, este grupo refleja una fractura ideológica y diplomática en torno a la política hacia La Habana, especialmente entre gobiernos que buscan mantener equilibrios entre sus vínculos con Estados Unidos y su postura ante regímenes autoritarios.
Contexto global: el giro diplomático y las nuevas tensiones
El descenso en el respaldo a Cuba se inscribe en un nuevo contexto geopolítico marcado por la guerra en Ucrania, las sanciones contra aliados de Moscú en América Latina (como Venezuela y Nicaragua) y el endurecimiento de las posiciones de países de Europa del Este frente a gobiernos autoritarios.
Asimismo, el creciente acercamiento diplomático entre Washington y algunos gobiernos latinoamericanos, sumado a los cuestionamientos por la represión política, la censura y la crisis humanitaria en Cuba, han influido en la pérdida de apoyos.
Varios observadores interpretan este cambio como una señal de que la narrativa del “bloqueo como causa única” del deterioro económico cubano ya no convence a buena parte de la comunidad internacional.
Una “victoria simbólica” con pérdida de legitimidad
Aunque la resolución se aprobó, su efecto sigue siendo de carácter simbólico, ya que la Asamblea General no tiene autoridad para modificar la política estadounidense. Sin embargo, durante décadas, el régimen cubano utilizó este voto anual como una demostración de respaldo internacional frente a Washington.
Este año, esa narrativa se debilitó notablemente. La caída de 22 votos favorables y el aumento de países que se abstuvieron o cambiaron su postura reflejan un deterioro de la legitimidad diplomática del gobierno de Miguel Díaz-Canel, que enfrenta simultáneamente una crisis interna sin precedentes: apagones prolongados, escasez de alimentos y medicamentos, caída del turismo y una emigración masiva que ya supera los 600 000 cubanos desde 2021.
Implicaciones políticas y diplomáticas
El resultado en la ONU podría tener repercusiones más amplias. Para analistas consultados por medios internacionales, el nuevo mapa de votos anticipa una menor disposición internacional a defender al régimen cubano en foros multilaterales, así como una posible revisión de políticas de cooperación o financiamiento por parte de países europeos.
También refleja un reposicionamiento de América Latina, donde algunos gobiernos, como el argentino y el paraguayo, han tomado distancia del eje La Habana-Caracas-Managua. El giro diplomático de Argentina —que pasó del voto favorable en 2024 al voto en contra en 2025— simboliza un cambio regional de enfoque hacia la defensa de los derechos humanos y la condena a las dictaduras.
El voto negativo de Ucrania adquiere un significado político notable, pues llega tras las acusaciones de Kiev sobre la participación de cubanos alistados para combatir junto a tropas rusas. Pese a la negación del gobierno cubano, las autoridades ucranianas presentaron evidencias ante foros internacionales.
Balance histórico del voto
Desde 1992, Cuba ha presentado anualmente esta resolución. Durante más de dos décadas, los resultados fueron abrumadoramente favorables: en 2019 obtuvo 187 votos a favor, y en 2023 y 2024, 185 y 187 respectivamente. La votación de 2025, con apenas 165 apoyos, marca un retroceso diplomático sin precedentes y sugiere que el consenso histórico en torno al “embargo injusto” se está resquebrajando.





