
Un grupo de al menos 16 jóvenes de Niquero, en la provincia de Granma, continúa desaparecido tras zarpar en tres embarcaciones improvisadas con rumbo a Jamaica, en un intento por escapar de la grave crisis económica que atraviesa Cuba. La salida se realizó desde la zona costera de Palma de la Cruz, un punto cada vez más utilizado por migrantes del oriente del país que buscan rutas alternativas para emigrar.
Según relataron familiares, los jóvenes lo hicieron empujados por la falta de alimentos, empleo y medicinas, una situación que ha provocado que muchos residentes del oriente cubano opten por viajes extremadamente riesgosos hacia islas del Caribe.
La travesía comenzó en horas de la noche, cuando los tres botes partieron juntos con destino a Montego Bay, en la costa norte de Jamaica. Aunque inicialmente navegaron en grupo, las embarcaciones se separaron debido a las condiciones del mar. Los testimonios indican que un frente frío provocó olas intensas y fuertes vientos que habrían puesto en peligro la estabilidad de las chalupas.
“Salieron tres embarcaciones. Ahí está el video que yo les mandé, donde el bote de ellos se viró. Los que estaban cerca dicen que se quedaron al lado de la chalupa, eso fue de las tres o cuatro de la tarde del martes. Pero no se ha sabido más nada”, dijo Yariennis Guevara Tamayo quien es pariente de uno de los muchachos.
Un presunto naufragio y un silencio que aumenta la desesperación
Familiares afirman que una de las embarcaciones podría haber naufragado cerca de Jamaica. Esta versión se basa en reportes informales de pescadores y en la ausencia total de comunicación desde que los jóvenes se adentraron en el mar. Sin embargo, ni las autoridades cubanas ni las jamaicanas han confirmado rescates, avistamientos o hallazgos de restos de botes, dejando un vacío de información que multiplica la angustia.
Hasta ahora no se conoce la existencia de un operativo oficialmente coordinado entre ambos países. Las familias aseguran que han intentado comunicarse con guardacostas, consulados y autoridades locales, pero no han recibido respuestas concretas.
Algunos parientes han contactado a cubanos residentes en Jamaica con la esperanza de que puedan verificar si en hospitales o estaciones policiales se encuentran personas rescatadas de naufragios recientes. “Hemos escrito a varias instituciones, pero nadie responde, los teléfonos no los contestan”, agregó Guevara que vive en EE.UU.
Familias que viven horas de angustia y una comunidad movilizada
En Niquero, el ambiente es de profunda conmoción. Vecinos reportan escenas de familiares desesperados recorriendo calles, buscando noticias y reuniéndose para compartir cualquier dato que pueda surgir. “Están sin dormir, llorando, preguntando en todas partes”, describió un residente local. Muchos aseguran que los jóvenes viajaban sin recursos suficientes, en botes precarios y totalmente expuestos a cambios bruscos de clima, lo que aumenta el temor de que la situación haya sido aún más grave.
“A todos los cubanos que estén en Jamaica, por favor, ayúdennos. No queremos nada material, solo saber de ellos, aunque sea para traerlos de vuelta vivos. Que nos ayuden, que el cubano tiene un corazón grande”, agregó Guevara.
Las madres y padres de los desaparecidos han recurrido a las redes sociales para difundir fotos, listas de nombres y detalles de los desaparecidos, con la esperanza de que la información llegue a Jamaica o a personas que puedan tener conocimiento de rescates recientes. También exhortan a la comunidad cubana en la isla caribeña a colaborar, revisar reportes locales y ayudar a contactar a las autoridades.
“De acuerdo con los datos que pudo corroborar este medio, entre las personas cuyo paradero aún se desconoce y que ya han sido identificadas, se encuentran Idionis Bilte, 28 años, Yoni Alejandro Tamayo, 18 años, Omar Guevara Pérez, 50 años y Danni Guevara Tamayo, 28 años.
Otros de los tripulantes serían vecinos de Las Coloradas y Palma de la Cruz, dos comunidades costeras de Niquero desde donde, según relatan sus familiares, han zarpado en los últimos días varios grupos rumbo a Jamaica en un intento desesperado por escapar de la crisis económica y social que atraviesa Cuba.
Una ruta migratoria que crece a la sombra de la escasez
Aunque menos conocida que las salidas hacia Florida o las rutas hacia Centroamérica, el trayecto Niquero–Jamaica se ha convertido en una alternativa desesperada para quienes no cuentan con recursos para pagar viajes más largos o peligrosos. Según pobladores locales, en las últimas semanas varios grupos han salido rumbo a Jamaica aprovechando la cercanía geográfica y la percepción de que existe más posibilidad de ser asistidos en esa isla que en mar abierto.
Sin embargo, esta zona del Caribe también es conocida por cambios repentinos de clima, fuertes corrientes y limitadas operaciones de rescate, lo que incrementa la vulnerabilidad de quienes emprenden el viaje.
Un caso que refleja una crisis humana mayor
Este nuevo episodio de desaparición en el mar ocurre en un contexto donde, según organizaciones independientes, el número de cubanos que arriesgan la vida en travesías marítimas ha aumentado notablemente. La falta de vías legales para emigrar, las restricciones económicas internas y la desesperanza de las familias han generado un repunte de salidas en pequeños botes desde diversas zonas del archipiélago.
Los residentes de Niquero temen que la historia de estos jóvenes se sume a una lista creciente de tragedias migratorias en la región. La ausencia de información, sumada a la falta de coordinación oficial entre países, deja a las familias sin respuestas y sin saber si los suyos están heridos, detenidos, rescatados o perdidos en alta mar.
Una comunidad que exige acción inmediata
Los familiares piden a las autoridades cubanas que activen todos los mecanismos diplomáticos y operativos disponibles para investigar el posible naufragio. A su vez, solicitan al gobierno de Jamaica que confirme si se han registrado incidentes marítimos recientes y si existe alguna operación de búsqueda o rescate en curso.
Mientras las horas pasan sin novedades, la comunidad mantiene la esperanza, pero reconoce que la falta de información puede significar un escenario devastador. Los familiares insisten en que cualquier esfuerzo —oficial o ciudadano— puede marcar la diferencia.


