“Desgarrador testimonio»: joven cubana revela cómo fue el encuentro con su hermana en un centro de detención de ICE

Cubana en EE.UU. Foto: Video de TikTok de mamasinlimites1

Una joven cubana radicada en Estados Unidos compartió un testimonio que ha conmovido a miles de personas en redes sociales al describir la dura experiencia de visitar a su hermana, recluida en un centro de detención de ICE tras varios meses de procesos migratorios.

Su relato no solo expone la carga emocional de una familia separada, sino también las dificultades que enfrentan los inmigrantes y sus allegados en un sistema marcado por traslados inesperados, estrictas medidas de seguridad y largas distancias entre los centros y las ciudades donde viven sus familias.


La mujer relató que su hermana había sido trasladada en tres ocasiones a distintos centros de detención en un corto período de tiempo, una situación que calificó como “una montaña rusa emocional” para toda la familia, que vive con la incertidumbre constante de no saber dónde se encuentra la joven ni bajo qué condiciones permanece detenida.

Tras tres meses sin poder tener contacto físico, la visita reciente significó la primera oportunidad para abrazarse desde que la joven fue puesta bajo la custodia de ICE.

Según la narración, la visita estuvo marcada por tensiones desde el inicio. La mujer tuvo que conducir casi tres horas hasta el centro, ubicado en una zona alejada. Al llegar, se encontró con normas estrictas que desconocía por completo, como la prohibición de usar sandalias.

“No saqué las reglas del centro antes de ir y me encontré con la sorpresa de que no se puede entrar en sandalias. Tuve que cambiarme en el carro”, comentó en el video.

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A pesar de haber viajado durante horas, debió salir a comprar zapatos adecuados para poder ingresar. “Fue desgastante, uno se siente como si estuviera a merced de reglas que cambian de un momento a otro”, contó.


El interior del centro ofreció una escena aún más dolorosa: numerosos niños bajo custodia de las autoridades migratorias. “Es muy triste ver todo lo que está pasando”, expresó. Para ella, el encuentro con su hermana —aunque profundamente emotivo— estuvo rodeado de un ambiente que describió como “frío, rígido y profundamente deshumanizante”.

Cuando finalmente logró ver a su hermana, después de meses de comunicación limitada y contactos breves a través de un vidrio, el abrazo se convirtió en un momento catártico. “Ese abrazo nos recargó el alma. Solo quiero mandar fuerza y un abrazo a todas las personas que están pasando por lo mismo. Esto también pasará”, dijo, reconociendo que ese breve momento de humanidad le devolvió fuerzas en medio de un proceso que ha sido desgastante para toda la familia.

Su testimonio, difundido en TikTok, generó una ola de reacciones de apoyo. La comunidad cubana y migrante en redes sociales expresó empatía y preocupación, destacando que cientos de familias viven experiencias similares en Estados Unidos.

Organizaciones proinmigrantes han denunciado por años la falta de transparencia en los traslados de detenidos, así como las dificultades que enfrentan sus familiares para obtener información básica, programar visitas o mantener contacto regular.

La situación descrita coincide con un aumento en los operativos migratorios y con una política de detención más estricta que ha incrementado la población en centros de ICE, muchos de ellos administrados por contratistas privados.

Las regulaciones internas pueden variar de un centro a otro, generando confusión y colocando a las familias en situaciones desesperantes. Expertos señalan que estos constantes cambios y traslados afectan no solo la estabilidad emocional de los detenidos, sino también su acceso a asesoría legal adecuada.

La mujer aseguró que seguirá luchando por la liberación de su hermana y que decidió compartir su experiencia para visibilizar lo que describió como “una realidad invisible para muchos estadounidenses”. “Yo pude abrazar a mi hermana, pero hay familias enteras que pasan meses o años sin poder tocar a sus seres queridos. No es justo”, expresó entre lágrimas.

Su relato se suma a una creciente cantidad de testimonios de inmigrantes que denuncian el impacto psicológico, emocional y familiar de la detención migratoria prolongada. Mientras tanto, las autoridades federales continúan defendiendo el sistema como un mecanismo necesario para hacer cumplir las leyes de inmigración, aunque organizaciones humanitarias han insistido en la urgencia de revisiones profundas que humanicen el proceso y limiten la detención innecesaria.

La historia de estas dos hermanas refleja, de manera íntima y dolorosa, las consecuencias humanas detrás de los operativos migratorios: familias fragmentadas, trayectos agotadores, reglas cambiantes y la esperanza de un abrazo que, en medio de la incertidumbre, se convierte en un acto de resistencia.


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