De Guantánamo a Kentucky: la historia de superación de dos médicos cubanos con I-220A que se reinsertaron en el sistema de salud estadounidense

Médicos cubanos. Foto: Shutterstock

Delia y Héctor, una pareja de médicos cubanos procedentes de Guantánamo, llegaron hace un tiempo atrás a Estados Unidos junto a sus tres hijos tras abandonar la isla en busca de estabilidad. Al cruzar la frontera recibieron el formulario I-220A, un documento que permite a los migrantes permanecer bajo libertad supervisada mientras se resuelve su situación en tribunales de inmigración.

Este estatus, que no constituye residencia ni otorga beneficios plenos, los colocó desde el inicio en un limbo legal que comparten miles de cubanos llegados en los últimos tres años. Sin embargo, los deseos de seguir vinculados a la medicina que estudiaron en la isla fue uno de los motores que impulsaron a proyectarse sobre el tema para salir adelante en un nuevo país cargad de oportunidades profesionales.


Delia es especialista en geriatría, y su esposo Héctor, médico intensivista hoy forman parte del sistema sanitario estadounidense, donde ejercen como asistentes médicos (Physician Assistants, PA), consolidando así su carrera en el extranjero gracias al esfuerzo y sacrificio que para nada estuvo exento de barreras que afrontar.

El reto de validar títulos médicos

Uno de los principales obstáculos que enfrentan los profesionales formados en Cuba es el reconocimiento de sus títulos que también se le conoce como homologación. Para ejercer la medicina en Estados Unidos es necesario someterse a evaluaciones académicas por parte de agencias como World Education Services (WES), además de aprobar exámenes como el USMLE (United States Medical Licensing Examination) y completar residencias médicas altamente competitivas a nivel mundial.

Ante ese panorama, muchos optan por alternativas que les permitan insertarse en el sector salud sin tener que repetir toda la carrera, como la certificación para Physician Assistant (PA).

El camino hacia Physician Assistant

Convertirse en PA no es sencillo, requiere dominio avanzado del inglés, validación de asignaturas científicas cursadas en el extranjero, experiencia clínica comprobada. Y en algunos casos, aprobar el examen de aptitud académica GRE.

El proceso incluye cursar una maestría en universidades acreditadas que por lo general tienen un tiempo de duración de tres años, realizar rotaciones clínicas y aprobar el examen nacional de certificación (PANCE). Una vez superadas estas etapas, es posible obtener la licencia estatal que autoriza a ejercer en hospitales, centro comunitarios y clínicas.


La reinserción laboral en Kentucky

Con disciplina y persistencia, Delia y Héctor lograron cumplir cada requisito y hoy trabajan en el estado de Kentucky como asistentes médicos. Aunque la figura del PA no equivale a la de un médico de planta, les permite diagnosticar, tratar pacientes, recetar medicamentos bajo supervisión y mantenerse vinculados a su vocación.

En su caso, significó no solo un avance profesional, sino también la posibilidad de ofrecer estabilidad a su familia y demostrar que el esfuerzo puede abrir caminos aun en condiciones legales adversas.

Un espejo para otros profesionales cubanos

Historias como la de esta pareja se repiten entre cientos de médicos cubanos que llegaron con un I-220A durante la ola migratoria de 2021-2023, la más numerosa en décadas. Muchos han debido empezar desde cero, trabajando en oficios alejados de la medicina, mientras buscan opciones para revalidar sus estudios.

El caso de Delia y Héctor funciona como ejemplo de resiliencia y como guía práctica de que es posible reinsertarse en el sistema de salud estadounidense, aunque sea en posiciones diferentes a las que desempeñaban en Cuba.

Limitaciones del I-220A y riesgo de deportación

A pesar de sus logros, la pareja no está exenta de preocupaciones. El I-220A no es un estatus migratorio permanente: se trata de una orden de supervisión que puede ser revocada en cualquier momento si un juez de inmigración así lo determina. Esto significa que, aun trabajando y aportando al sistema, su permanencia en el país sigue dependiendo de decisiones judiciales y de la política migratoria federal.

Organizaciones de apoyo a migrantes han denunciado que este “limbo legal” genera ansiedad, frena oportunidades y deja a miles de familias a merced de cambios legislativos.

Una historia de resiliencia con impacto comunitario

Más allá de la situación personal, la historia de Delia y Héctor subraya la importancia de la integración de profesionales extranjeros en un país que enfrenta déficit de personal de salud. Estados como Kentucky, con zonas rurales desatendidas, se benefician de la llegada de médicos y asistentes médicos que aportan experiencia, conocimientos y diversidad cultural.

Su caso muestra cómo el esfuerzo individual, combinado con el acceso a programas académicos adecuados, puede transformar el destino de familias migrantes y, al mismo tiempo, contribuir a las necesidades del sistema sanitario estadounidense.

Un mensaje para quienes aún esperan

La experiencia de esta pareja de guantanameros transmite un mensaje de esperanza a otros médicos cubanos que hoy trabajan en empleos temporales mientras esperan oportunidades. También plantea un debate más amplio: ¿debe Estados Unidos flexibilizar los mecanismos de validación de títulos médicos en medio de la escasez de personal de salud?


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *