En tan solo pocos días las nuevas políticas de la Administración de Donald Trump han provocado un significativo descenso en el número de estadounidenses que arriban a la Isla comunista, la preocupación ya se hace sentir entre los cuentapropistas cubanos, revela un reportaje del independiente diario digital 14yMedio.
Según el reportaje, el dueño de la paladar habanera San Cristóbal, donde cenó el ex presidente Barack Obama y su familia al visitar la Isla en marzo de 2016, aseguró su clientela se ha reducido en un 80% en apenas unos días, desde que Trump anunciara las sanciones.
«Exhorto a todos a que vengan, se puede, ya lo demostró Obama», dijo Carlos Cristóbal a 14yMedio desde la mesa en que almorzó el ex mandatario.
En el local que tuvo años de bonanza, cuelgan en las paredes fotografías de Fidel Castro, el Ché Guevara, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, la cantante estadounidense Beyoncé, junto al retrato de Obama y del prócer independentista José Martí.
La paladar que se fundó en 2010 y emplea a 32 habaneros, pese al desplome de la clientela, al menos en estos momentos no se ha visto obligada a despedir trabajadores, sino que han reajustado sus turnos, entendiendo la gravedad del momento que se vive.
Pero no solo ese restaurante privado, otros cuentapropistas que también lograron cierto desarrollo con negocios visitados por turistas estadounidenses, que viajaban en cruceros, también están sintiendo el rigor de la situación.
El emprendedor pidió al presidente Trump analizar el panorama, «las personas tienen derecho a vivir. Realmente somos el pueblo con sus familias, no es que afecte al sector privado, va a afectar a todo», vaticinó.
Hizo alusión a las docenas de artesanos que en los «almacenes San José» venden sus mercancías a extranjeros, y que en la actualidad «parece una plaza desierta, como si hubiera pasado una bomba nuclear allí», sostuvo.
Los chóferes de autos clásicos, popularmente conocidos como convertibles también sufren la ausencia de turistas.
La semana pasada los cocheros del centro histórico de La Habana Vieja protagonizaron una inusual protesta en contra de la Ley Helms-Burton, al augurar la depresión de sus ingresos.
Uno de ellos, Jesús David Rodríguez comentó: «ahora estamos prácticamente sin nada, nos han asfixiado con estas medidas injustas. Antes se daban hasta cuatro y cinco paseos y ahora pocas personas pueden salir. Dejaron de venir los turistas y fue como si se acabara la electricidad».
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