Lo que comenzó como una pregunta en redes sociales terminó encendiendo un viejo debate que, en Florida, mezcla gastronomía, identidad y hasta política. El gobernador Ron DeSantis publicó en la red social X una encuesta con un planteo tan sencillo como polémico: “¿Debe llevar salami el sándwich cubano?”.
La consulta obtuvo una amplia participación: más de 20.000 votos y alrededor de 250.000 visualizaciones. El resultado fue contundente: 65,8 % de los votantes respaldó la receta defendida en Miami —sin salami—, mientras que un 34,2 % optó por la versión tradicional de Tampa, que incluye el embutido.
Aunque para algunos pueda parecer una discusión menor, el tema despertó pasiones y sacó a relucir diferencias que llevan décadas alimentando la rivalidad entre ambas ciudades.
Hasta el momento, la balanza se inclina hacia la propuesta de Miami, que prescinde del salami y concentra el 65,8 % de las preferencias. En contraste, la receta tradicional de Tampa, reconocida por incorporar salami de Génova como emblema de la huella italiana en Ybor City, reúne el respaldo del 34,2 %.
Dos ciudades, dos versiones y un orgullo común
Tampa reivindica una versión que hunde sus raíces en el barrio histórico de Ybor City, donde a finales del siglo XIX y principios del XX convivieron comunidades cubanas, españolas e italianas atraídas por la industria tabacalera. Allí nació el llamado Cuban Sandwich al estilo de Tampa, que se distingue por añadir salami de Génova al relleno de cerdo asado, jamón, queso suizo, pepinillos y mostaza.
El pan, horneado en ocasiones con hojas de palmeto para conservar la humedad, y la influencia italiana explican ese ingrediente extra que hoy es motivo de orgullo local. En 2012, el Ayuntamiento de Tampa declaró oficialmente esta receta como parte de su patrimonio culinario.
Miami, en cambio, defiende un sándwich que refleja la tradición de la Cuba pre-1959, traída y preservada por los exiliados que llegaron masivamente tras la Revolución. Su preparación se apega a una fórmula más “pura”: pan tipo water roll, cerdo asado, jamón, queso suizo y pepinillos.
Sin salami, sin mayonesa, sin lechuga ni tomate. El emparedado se prensa con mantequilla hasta obtener una corteza dorada y crujiente, símbolo de autenticidad para sus defensores. Para los miamenses, cualquier añadido es una “herejía” gastronómica.
El debate trasciende la cocina
En apariencia, la encuesta de DeSantis parecía un guiño simpático a la cultura local. Sin embargo, muchos usuarios en redes sociales interpretaron el gesto como una maniobra con trasfondo político. Críticos señalaron que el gobernador recurrió a un tema trivial en medio de un clima de tensión social marcado por el aumento de deportaciones, arrestos de migrantes y controversias sobre políticas migratorias en Florida.
En ese contexto, algunos lo acusaron de “desviar la atención” de asuntos más urgentes. Otros, en cambio, celebraron que el mandatario se interesara por un elemento icónico de la gastronomía estatal y fomentara un debate cultural que, aunque ligero, también refleja la diversidad de Florida.
“No es un sándwich cubano si le pones salami, eso es invento»; “El salami en un cubano es como ponerle piña a la pizza: puede funcionar, pero es herejía»; “Tampa puede hacer lo que quiera, pero no puede llamarlo cubano si lleva salami», comentaron algunos internautas en las redes sociales apoyando la receta de Miami.
En tanto, los defensores del sándwich de Tampa expresaron sus argumentos: “Me gusta la versión de Tampa con pan más crujiente y ese toque italiano». “El salami le da un sabor robusto que funciona». “El cubano nació en Tampa, tienen derecho a modificarlo». “Hay cosas más graves en Florida de las que preocuparse, pero igual me encanta este debate».
Gastronomía como identidad
Tanto Miami como Tampa han elevado este platillo a la categoría de símbolo local. Desde 2016, cada 23 de agosto se conmemora oficialmente en Florida el Día del Sándwich Cubano.
El sándwich cubano es mucho más que un plato popular: es un símbolo de migración, mezcla cultural y resiliencia comunitaria. En Tampa, representa la integración de tres tradiciones —cubana, española e italiana— en una sola receta. En Miami, se convierte en un recordatorio del sabor original que los exiliados quisieron preservar intacto como parte de su identidad.
En ambos casos, este emparedado se ha convertido en embajador de la cocina cubana en Estados Unidos y en un orgullo para quienes lo preparan siguiendo su versión local. Las diferencias, lejos de separarlas, han ayudado a que tanto Tampa como Miami promocionen su propia historia y atraigan a turistas curiosos por probar “el auténtico” sándwich cubano.
Una rivalidad que no caduca
Ni las declaraciones oficiales ni los sellos de patrimonio han logrado zanjar el asunto. Lo que para unos es un toque de distinción, para otros es una alteración inaceptable. El debate se enciende periódicamente, y las redes sociales han multiplicado su alcance.
La encuesta de DeSantis es solo el episodio más reciente de esta “guerra culinaria” que, más allá de la broma, evidencia cómo en Florida hasta un bocadillo puede ser motivo de orgullo, identidad y discusión política. Y aunque en esta ocasión la mayoría respaldó la receta de Miami, en Tampa nadie parece dispuesto a renunciar al salami.
La fecha escogida no ha estado exenta de polémica: en medio de detenciones y deportaciones de migrantes, y con el debate sobre las políticas migratorias encendido en Florida, varios internautas han criticado que el gobernador centre su atención en una controversia gastronómica.
Si bien el intercambio estuvo cargado de humor, ocurrencias y hasta ideas creativas —como la de celebrar un festival que enfrente ambas versiones—, para muchos usuarios la consulta evidencia una desconexión del gobernador respecto a las verdaderas prioridades del estado.