Hoy vamos a hablar de Don Bello, un cocinero de La Habana que un periódico italiano ha definido como el “pionero del capitalismo cubano”. Don Bello ha logrado transformar en un negocio uno de los platos tradicionales de Cuba: el puerco asado. Desde la preparación hasta la entrega a domicilio.
«Un día preparé un almuerzo y lo traje a casa de amigos. Todos apreciaron y me dijeron: deberías ganarte la vida con esto». Cuando se va en las tiendas para comprar los ingredientes no hay nadie atendiéndolo, tiene que hacer todo solito, con todos los riesgos que esto implica. «Cuando no hay nadie que pueda ayudarte toca ponerse las pilas. El cliente no espera». Su éxito es debido a la abertura del Gobierno castrista a las pequeñas empresas privadas. Y Don Bello parece haberse aprendido muy rápidamente las leyes del capitalismo: los consumidores ante todo, con un ojo puesto a las innovaciones.
La receta del puerco asado es la de la familia, con algunas novedades. Pero Don Bello cuenta también con otra primacía. En un país como Cuba, en donde la publicidad casi no existe, pudo presentarse en televisión para promocionar su puerco asado. Fue uno de los primeros en hacerlo, y enseguida su celular comenzó a sonar sin parar. «Fue un día para recordar en los libros de historia – dice con un poco de asombro – recibí por lo menos treinta llamadas. La gente llamaba como loca para pedir ordenes. Y después de ordenar vuelven». En un solo día Don Bello puede preparar hasta 10 puercos asado, y cada uno es entregado con el original cigarro cubano en la boca. Una vez listos, es el mismo que se encarga de la entrega a la casa de sus clientes en su antiguo carro ruso.
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