Fulgencio Batista más conocido como el dictador cubano. Quien fue el presidente electo de Cuba hasta 1959 año en que fue derrocado durante la Revolución cubana. Quien tuvo que salir huyendo de la isla. Hoy frente a la biblioteca pública de Fort Lauderdale, vive la mujer que dice ser su hija.
Carmela Batista forma parte de un grupo de personas sin hogar que vive en los bancos del Stranahan Park. Ella tiene una historia muy particular sobre su origen y cómo llegó a Estados Unidos.
Afirma ser la hija del dictador y de la relación que tuvo con Marina Estévez, con la cual no contrajo matrimonio.
“Primero fue Elisa Godínez (primera esposa de Fulgencio Batista). Después estuvo mami, Marina Estévez. Yo no sé cuál fue la relación. Si se casaron o no, eso quedó entre ellos”, dijo.
Se dice que la encontraron en un espacio público, rodeada de otros desamparados y en compañía de su hija adoptiva, Ana Batista. Sus documentos confirman su nombre y apellido. En sus papeles se lee como fecha de nacimiento el 7 de julio de 1935.
Se ha intentado comprobar la identidad pero el abogado Raoul Cantero, nieto del ex mandatario cubano, se encontraba de viaje y aún no se puede confirmar la historia.
Carmela muestra una foto de un Fulgencio Batista joven, en la cual le envía besos a “Carmelina”, como solía llamarla su papá.
Recuerda así su último día en Cuba, justo un día antes del golpe de estado de Fidel Castro, en 1959.
“Todos los hijos salimos antes porque nos iban a matar. El plan era poner a todos los hijos, con las esposas, en un paredón en la plaza, incluyéndome a mí”.
“Salimos, porque mi mamá se había casado. Entonces ella dijo: ‘Que se vaya con sus tíos’. Con mi tía, que era mi madrina, la hermana de ella”, recuerda sobre su llegada a Estados Unidos.
“Él (Fulgencio Batista) envió a Hernández Volta, uno de sus ayudantes ‘Carmela, Carmelita, allí te mando a Hernández Volta’. Y entonces vino Hernández Volta y me dijo: ‘Como tú no has visto nieve, tu padre quiere enviarte a Nueva York, mañana mismo, a ver si ves la nieve. Claro, era una mentira, pero muchacho al fin, uno cree todo. Pero me dijo: ‘tienen que salir esta misma noche’. Entonces con mi tía y mi tío tuvimos que hacer maletas, todo rápido”.
“Aparte de la política, era un padre que estaba encargado de cómo van los estudios, pendiente de si tenías novio. Se ocupaba de que sus hijos estuvieran estudiando, que estuvieran bien”.
Nunca volvió a Cuba y tampoco volvió a ver al ex dictador, con quien sí habría mantenido contacto telefónico. Indicó que al arribar a Estados Unidos alquilaron casa en Coral Ridge, “donde vivimos mucho tiempo”. Posteriormente se mudaron a Fort Lauderdale, donde vivió desde 1975 hasta el 2015, cuando fue desalojada, según dice, después de problemas en los pagos.
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