El Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS) enfrenta una avalancha sin precedentes de solicitudes tras abrir su convocatoria para el cargo de “Defensor de la Patria”, una posición creada para fortalecer la aplicación de las leyes migratorias en el país. En menos de dos semanas, más de 20.000 aspirantes completaron el proceso, una cifra récord que refleja tanto la magnitud del interés ciudadano como la urgencia del gobierno por ampliar su capacidad operativa.
La campaña fue lanzada el 30 de septiembre por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), en un contexto de crecientes desafíos en la frontera sur, sobrecarga de casos pendientes y un clima político marcado por el debate migratorio. Según fuentes citadas por MarioPenton.com, la respuesta ha superado ampliamente las expectativas del propio DHS.
“Estamos emocionados con la tremenda respuesta de patriotas dedicados a América, que desean servir como Defensores de la Patria”, dijo en una entrevista a Fox News Digital l director de USCIS, Joseph Edlow.
Un nombre cargado de simbolismo y controversia
Los llamados Defensores de la Patria tienen la tarea de evaluar si los inmigrantes con estatus legal cumplen los requisitos para acceder a una residencia permanente (tarjeta verde), extender sus visas o adquirir la ciudadanía estadounidense.
El cargo no es nuevo, pero sí su denominación, antes conocido como “Oficial de Servicios de Inmigración”, fue rebautizado como “Defensor de la Patria” durante la administración de Donald Trump, con la intención de reforzar el sentido de misión nacional asociado al cumplimiento de las leyes migratorias.
El cambio semántico generó tanto apoyo como críticas. Para algunos sectores, el título enaltece la labor de quienes garantizan la seguridad nacional; para otros, introduce un tono militarista y polarizador en un ámbito esencialmente civil.
Pese a ello, el nombre se ha mantenido y se utiliza ahora como parte de una estrategia comunicacional que busca reforzar la imagen del USCIS como pilar de la soberanía y el orden interno del país.
Incentivos sin precedentes: una oferta atractiva y accesible
Uno de los factores que explica el éxito de la convocatoria son los atractivos incentivos ofrecidos por el gobierno federal, diseñados para captar talento en un mercado laboral competitivo. Por ejemplo, se ofrece un bono de contratación de hasta 50.000 dólares, según la ubicación y experiencia del aspirante. Existe posibilidad de modalidades de trabajo remoto o híbrido, una novedad para este tipo de cargos.
Otro de los incentivos es que no se exige título universitario, lo que amplía las oportunidades para miles de ciudadanos interesados en incorporarse al servicio público. Así cómo hay posibilidad de desarrollo profesional y capacitación continua en temas de migración, ciudadanía y seguridad fronteriza.
El DHS señaló que estas medidas forman parte de un plan más amplio para fortalecer las capacidades institucionales del USCIS, reducir los atrasos en los trámites migratorios y responder al volumen creciente de solicitudes de asilo, ciudadanía y residencia permanente.
Auge paralelo en ICE y refuerzo del aparato migratorio
El interés por los empleos en el sector migratorio no se limita a USCIS. En el mes de septiembre, la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) reportó más de 141.000 solicitudes para distintos cargos dentro de la agencia, lo que demuestra un repunte generalizado en la demanda de empleos vinculados a la seguridad nacional.
Estos procesos se desarrollan en paralelo a una política más activa de deportaciones y control fronterizo. Según datos del DHS, 1.6 millones de inmigrantes se han autodeportado en los últimos meses, mientras que otros 400.000 han sido expulsados directamente por las autoridades. La próxima administración se ha fijado como meta alcanzar 600.000 deportaciones durante su primer año de gestión, en línea con los compromisos de reforzar la aplicación de la ley migratoria.
Un trabajo bajo presión y creciente riesgo
El contexto político y social en el que se desempeñan estos agentes no está exento de tensiones. La secretaria de Seguridad Nacional advirtió recientemente que los ataques y amenazas contra funcionarios de ICE y USCIS se han incrementado más del 1.000 % en los últimos años, reflejo de la polarización que rodea al tema migratorio en Estados Unidos.
“Es una tarea que exige valor, integridad y respeto por la ley”, afirmó una fuente del DHS, subrayando que el nuevo cuerpo de “Defensores de la Patria” no solo representa un esfuerzo administrativo, sino también una reafirmación de los valores nacionales frente a los desafíos de la migración irregular.
Un reflejo del momento político y social de EE.UU.
El masivo interés por este puesto también puede leerse como un reflejo del momento que atraviesa el país: económicamente, muchos ciudadanos ven en esta convocatoria una oportunidad laboral estable y bien remunerada. Desde el punto de vista político coincide con un ciclo de debate intenso sobre la seguridad fronteriza, las políticas de asilo y la relación entre inmigración y empleo. En lo simbólico la figura del “Defensor de la Patria” conecta con un discurso de patriotismo institucional que encuentra eco en amplios sectores del electorado.
En medio de este panorama, la administración busca consolidar un cuerpo profesional que combine eficiencia operativa y fidelidad a los principios constitucionales, mientras intenta equilibrar las demandas de seguridad con los compromisos humanitarios del país.
Un desafío de gestión y legitimidad
La magnitud de las solicitudes plantea, sin embargo, un reto logístico para el USCIS: procesar y seleccionar a los candidatos idóneos en tiempos razonables, sin sacrificar la calidad del proceso ni la transparencia.
Expertos en políticas públicas advierten que la agencia deberá fortalecer sus mecanismos de evaluación, formación y supervisión, para garantizar que este nuevo personal contribuya efectivamente a reducir los atrasos y mejorar la atención a los usuarios.
Además, algunos observadores sugieren que la retórica del “Defensor de la Patria” podría politizar aún más el discurso migratorio, desplazando el enfoque humanitario que históricamente ha caracterizado parte de las funciones de USCIS.
Un fenómeno que trasciende lo administrativo
Más allá de la cifra récord, el fenómeno refleja una coyuntura en la que el empleo público y la narrativa de “protección nacional” convergen. En un país donde la inmigración sigue siendo tema de debate central, la respuesta masiva a esta convocatoria evidencia la intersección entre economía, identidad y seguridad, tres ejes que definen la actual política migratoria estadounidense.
El USCIS continúa procesando miles de solicitudes y espera comenzar las contrataciones antes de fin de año. De concretarse, esta sería una de las incorporaciones de personal más significativas en la historia reciente del organismo, marcando un nuevo capítulo en la relación de Estados Unidos con su propio sistema migratorio.