Congresista cubanoamericano Mario Díaz-Balart asegura que José Daniel Ferrer tendrá una bienvenida digna de un héroe

El congresista cubanoamericano Mario Díaz-Balart aseguró que el opositor cubano José Daniel Ferrer será recibido en el exilio como un “héroe”, tras años de prisión y maltratos sufridos bajo el régimen cubano. La noticia de su salida de la isla no solo ha generado un fuerte impacto en la comunidad del exilio en Miami, sino que también ha reavivado las denuncias internacionales sobre la represión sistemática en Cuba.

A través de una publicación en X el representante republicano resaltó los valores patrióticos del opositor quien durante varios años el régimen lo ha sometido a crueles torturas y detenciones arbitrarias que han perjudicado su salud.


“@jdanielferrer es un héroe. Tras años de encarcelamiento, golpizas, tortura física y psicológica y persecución por parte del régimen asesino en Cuba, simplemente por exigir libertad, está siendo forzado al exilio. Merece una bienvenida digna de un héroe y la recibirá”, escribió Díaz-Balart.

María Elvira Salazar, congresista por la Florida también, se pronunció igualmente contra el exilio forzado de Ferrer, denunciando que “la dictadura castrista vuelve a exhibir su crueldad y su cobardía”.

La denuncia subrayó que “tras meses de padecer torturas brutales, José Daniel Ferrer, figura emblemática de la oposición, ha sido obligado a abandonar su país. El mundo democrático no puede continuar impasible frente a esta barbarie”.

Una vida marcada por la oposición política

Ferrer, de 54 años, es uno de los opositores más visibles de la isla desde inicios de los años 2000, cuando formó parte del Proyecto Varela junto a Oswaldo Payá. Como coordinador de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), lideró protestas pacíficas, campañas de denuncia y acciones comunitarias que lo convirtieron en un blanco prioritario para la Seguridad del Estado.


Desde 2011 fue detenido en múltiples ocasiones y, en 2019, fue encarcelado nuevamente bajo acusaciones de “desórdenes públicos” y “atentado”, cargos que organismos internacionales calificaron de fabricados para neutralizar su activismo.

Torturas, presiones y decisión de exiliarse

En una carta manuscrita difundida antes de su salida, Ferrer relató haber sido sometido a golpizas, aislamiento prolongado, amenazas de muerte y humillaciones dentro de la prisión de Mar Verde, en Santiago de Cuba. Pese a ello, insistió en que abandonar el país no significaba claudicar: “Me voy con la dignidad y el honor en alto. No abandono la lucha. Volveré. Continuaré luchando hasta lograr la libertad de Cuba o morir en el intento”, dice en el texto.

Según fuentes cercanas, su decisión se tomó bajo presión extrema, en un contexto donde su salud física y psicológica se había deteriorado, lo que hacía temer por su vida.

Reacciones en Estados Unidos

Díaz-Balart fue categórico: “Ferrer es víctima de la brutalidad del castrismo. Lo encarcelaron, lo torturaron y lo persiguieron solo por reclamar lo que todo pueblo merece: libertad”.

La congresista María Elvira Salazar calificó el exilio forzado como un acto de “crueldad y cobardía” del régimen de La Habana, al recordar que la práctica de expulsar a los opositores para silenciar sus voces es una estrategia utilizada desde hace décadas.

El Departamento de Estado de Estados Unidos reiteró que Ferrer debe ser considerado un prisionero de conciencia, y que su caso refleja la ausencia de garantías judiciales en Cuba. Por su parte, Amnistía Internacional lo incluyó en su lista de presos políticos de alto perfil, denunciando que su encarcelamiento respondía únicamente a motivos ideológicos.

Solidaridad en el exilio cubano

En Miami, líderes de la comunidad exiliada han anticipado un recibimiento multitudinario. Díaz-Balart afirmó que Ferrer llegará como un “héroe” y que su testimonio será una voz poderosa para mantener viva la denuncia contra las violaciones de derechos humanos en Cuba.

Analistas consideran que su presencia en Estados Unidos podría fortalecer el activismo internacional, al igual que ocurrió con figuras como Armando Valladares, Hilda Molina o los miembros del Grupo de los 75 liberados durante la Primavera Negra.

Un espejo de la represión persistente

La historia de Ferrer no es un caso aislado. Organizaciones como Prisoners Defenders contabilizan más de 1.000 prisioneros políticos en Cuba, muchos de ellos encarcelados tras las protestas del 11 de julio de 2021. El exilio forzado, según expertos, busca vaciar la isla de voces disidentes, debilitando la oposición interna mientras traslada el activismo al exterior.

Implicaciones políticas

La llegada de Ferrer a Estados Unidos se produce en un contexto de tensión entre Washington y La Habana, marcado por sanciones, reclamos diplomáticos y la presión del exilio sobre la administración de Donald Trump.

Para Díaz-Balart, su testimonio servirá para reforzar la narrativa de que la dictadura cubana no ha cambiado en más de seis décadas: “La lucha continúa, y Ferrer es ejemplo de resistencia y dignidad frente a la tiranía”.

Un símbolo que trasciende fronteras

Más allá de la dimensión política, la salida de Ferrer tiene un fuerte valor simbólico: su figura se convierte en un recordatorio de la vigencia de la represión en Cuba, pero también en una inspiración para quienes siguen reclamando derechos desde dentro de la isla. En palabras del propio opositor: “Mi cuerpo sale de Cuba, pero mi corazón y mi lucha se quedan allí, hasta que veamos a nuestra patria libre”.


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