«En esta administración se la van a aplicar»: Otaola asegura que Dany Ome y Kevincito el 13 violaron las leyes de EE.UU al presentarse en instalaciones de la dictadura cubana

Otaola, Dany Ome y Kevincito El 13. Foto: Video de YouTube de Farándula de Cuba-Cubanos por el Mundo

Los reguetoneros cubanoamericanos Kevincito el 13 y Dani Ome enfrentan serias consecuencias legales en Estados Unidos después de su polémica gira por Cuba, donde realizaron presentaciones en locales administrados por entidades vinculadas al aparato militar cubano pertenecientes a Palco y Gaviota, ambos incluidos en la lista de Entidades Restringidas de Cuba elaborada por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro.

El presentador e influencer cubano Alexander Otaola que ha sido un demandante consecuente en sus plataformas digitales aseguró que el caso se encuentra en manos de las autoridades pertinentes gracias a las denuncias de la comunidad en el exilio y de congresistas como Mario Díaz-Balart.


La lista de la OFAC que se actualiza regularmente desde 2017, prohíbe a ciudadanos y residentes estadounidenses realizar transacciones financieras con empresas que generen ingresos para las Fuerzas Armadas Revolucionarias, consideradas pilares del financiamiento del régimen.

Retenidos en el aeropuerto y bajo investigación

Aunque inicialmente los reguetoneros negaron problemas a su regreso, pero fuentes confirmaron que una vez que pisaron suelo estadounidense los enviaron al conocido «cuartico» y que se abrió una investigación formal en su contra. De comprobarse la violación de las normas federales, podrían enfrentar sanciones económicas, restricciones de viaje y la imposibilidad de acceder a visados internacionales.

Activismo del exilio y presión política

¡El destape de este caso lidera Alex Otaola en su programa Hola! Ota-Ola, pero él mismo subrayó que se trata de un logro colectivo. «Lo que hace que nuestros representantes tomen encaminen estos casos es la presión de todos nosotros. No hay un protagonista en todo esto, todos somos protagonistas», señaló el creador de contenido.

La investigación responde, en parte, a una carta enviada por el congresista Mario Díaz-Balart a la OFAC, respaldada por un movimiento de activistas y organizaciones del exilio, como la Fundación Cubana Anticomunista y creadores de contenido como los Pichy Boys. Este frente común ha insistido en que artistas que colaboran con entidades sancionadas están indirectamente fortaleciendo al régimen cubano.

Otaola confirmó que el congresista mencionado le aseguró que la carta se había enviado a la OFAC y al Departamento del Tesoro para que hicieran las respectivas averiguaciones con el objetivo de establecer si Dany Ome y Kevincito el 13 violaron las leyes estadounidenses cuando viajaron a la isla caribeña. Los Pichy Boys quienes también han estado al tanto de este tema publicaron la carta de Díaz-Balart en sus redes sociales para desmentir a los artistas que plantean no tener problemas con la ley.


En la misiva se expone la complicidad de los cantantes y de las investigaciones que deben realizarse en el futuro. En paralelo salió a la luz pública un audio de un promotor europeo que cerró contratos para una gira en el continente donde se anuncia la cancelación inmediata de los eventos, alegando que los reguetoneros no podrán salir de Estados Unidos por al menos dos años. Según reveló, Kevincito y Dani Ome tocaron en siete escenarios controlados directamente por entidades castristas, lo que agrava su situación legal.

El reguetonero cubanoamericano Kevincito El 13 hace unos días desmintió los rumores sobre una supuesta cancelación definitiva de la gira que tenía prevista junto a Dani Ome en Europa. A través de sus declaraciones, explicó que el tour fue pospuesto y no suspendido, y aseguró que ni él ni su compañero enfrentan sanciones migratorias o problemas legales.

Kevincito aclaró que la verdadera razón del aplazamiento es que actualmente se encuentra en un proceso de naturalización estadounidense, lo que le impide salir del país hasta que culmine el trámite. “La gira de nosotros por Europa queda pospuesta, no está cancelada”, afirmó, al tiempo que pidió a sus seguidores no dejarse llevar por rumores.

El artista insistió en que tanto él como Dani Ome “no tienen ningún problema de nada” y que, una vez resuelto el tema de la ciudadanía, retomarán los compromisos internacionales.

Casos similares y precedentes

No es la primera vez que la música urbana cubana se cruza con la política internacional: En 2019, varios reguetoneros fueron blanco de críticas tras presentarse en el Festival de San Remo en La Habana, organizado por el Ministerio de Cultura, aunque no enfrentaron sanciones formales. En 2021, la OFAC multó a compañías estadounidenses por organizar viajes culturales que incluían conciertos en hoteles manejados por Gaviota.

Igualmente, artistas como Haila María Mompié y el difunto Paulito FG fueron señalados en el exilio por colaborar con instituciones del régimen, lo que derivó en la cancelación de conciertos en Miami y en otras ciudades de EE. UU.

Estos antecedentes muestran un patrón: cada vez que músicos, influencers o empresarios ignoran las restricciones, se arriesgan a consecuencias legales y a perder el apoyo de parte de la comunidad cubanoamericana en el exterior.

El peso de la OFAC y el futuro de los artistas

La OFAC tiene autoridad para imponer multas millonarias y establecer restricciones migratorias que pueden afectar no solo a los artistas, sino también a promotores, representantes y socios financieros. Para Kevincito el 13 y Dani Ome, la investigación llega en un momento clave de su carrera, cuando buscaban expandirse al mercado internacional.

Ahora, con su imagen afectada y sin posibilidad de giras inmediatas, su proyección artística podría quedar severamente limitada.

Un mensaje de advertencia

El caso envía una señal clara al resto de la industria musical cubana: presentarse en escenarios vinculados al aparato militar cubano no es un “detalle menor”, sino una infracción con repercusiones reales. Para el exilio, representa una victoria simbólica y práctica, al mostrar que la presión colectiva puede traducirse en acciones legales concretas.


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