Indignación en la comunidad cubana tras publicación de Liz Cuesta con un teléfono de más de 1.200 dólares y otros accesorios lujosos mientras Cuba se derrumba a pedazos

Lis Cuesta. Foto: Perfil de X de Lis Cuesta

La visita oficial de Miguel Díaz-Canel a China ha estado marcada por la controversia, no solo por las negociaciones políticas y económicas, sino por la presencia de su esposa, Lis Cuesta, quien volvió a acaparar titulares internacionales al mostrarse con artículos de lujo inalcanzables para la mayoría de los cubanos.

Dentro de los recorridos VIP que realizó por la capital de China destacó la visita al artista Liu Qipei bautizado por la UNESCO como Maestro Silueta. No obstante, el encuentro en sí no fue lo más llamativo sino los accesorios con los que contaba la primera dama del dictador cubano.


Un celular de más de 1,200 dólares

Durante los actos en Pekín, Cuesta fue fotografiada portando un Samsung Galaxy Z Flip, un celular plegable cuyo precio oscila entre 1,200 y 1,300 dólares en el mercado estadounidense. La imagen generó rechazo al compararse con los salarios en Cuba, que en promedio no superan los 20 dólares mensuales, lo que convierte a este dispositivo en un artículo impensable para la mayoría de los ciudadanos de la isla.

Especialistas consultados señalaron que la imagen corresponde a un modelo de última generación de la familia plegable de Samsung, lanzada a partir del Galaxy Z Flip 5 y considerada una de las apuestas más innovadoras de la compañía surcoreana.

El dispositivo se distingue por su formato plegable tipo concha, incorpora dos cámaras traseras colocadas en línea vertical y una pantalla externa rectangular. En varios mercados internacionales se promociona como un artículo de alta gama, asociado al lujo y la exclusividad tecnológica.

Accesorios que alimentan la polémica

No fue solo el celular. En las mismas imágenes se distingue a Cuesta con gafas de marca internacional y un reloj Cartier cuyo valor podría superar los 12,000 dólares. Estos detalles alimentaron las críticas en redes sociales, donde usuarios cubanos denunciaron la desconexión entre la vida de la élite gobernante y las penurias diarias de la población, marcada por apagones, escasez crónica de alimentos y medicinas, y una inflación descontrolada.

Contrastes con la realidad cubana

El despliegue de opulencia de la esposa del mandatario ocurre en momentos en que Cuba atraviesa su peor crisis socioeconómica desde los años noventa, según analistas. La población enfrenta apagones de más de 10 horas diarias, colas interminables para adquirir productos básicos y un éxodo migratorio que supera el medio millón de personas en apenas dos años, de acuerdo con cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP).

Viajes costosos en medio de la austeridad

Otro aspecto que genera indignación es la logística de los viajes oficiales. Díaz-Canel y Cuesta se desplazaron nuevamente en un Airbus A330-200 arrendado a la aerolínea española Plus Ultra, cuyo alquiler se calcula en 11,000 dólares por cada hora de vuelo y que ha empleado el mandatario en visitas a la ONU en Nueva York y viajes al Medio Oriente. Estos gastos contrastan con los recortes en servicios públicos dentro de la isla, donde hospitales, escuelas y redes eléctricas sufren un deterioro cada vez más profundo.

El papel informal de Lis Cuesta

Aunque no posee cargo oficial dentro de la estructura del Estado cubano, Lis Cuesta ha acompañado al mandatario en numerosas giras internacionales y actividades protocolares, consolidando una imagen de primera dama de facto. Su protagonismo en actos oficiales y el uso de artículos de lujo han reforzado entre los críticos la percepción de que forma parte de la cúpula privilegiada, amparada por el poder y ajena a las dificultades que enfrenta el país.

Reacciones dentro y fuera de Cuba

En redes sociales, el tema generó miles de comentarios en pocas horas. Usuarios denunciaron que el gasto en lujos personales es una afrenta directa a la población, mientras que activistas del exilio cubano en Miami señalaron que la imagen de Cuesta es el reflejo de un gobierno que exige sacrificios a su pueblo mientras mantiene un estilo de vida alejado de la austeridad.

Al mismo tiempo, millones de cubanos enfrentan cortes eléctricos que superan las 20 horas diarias, una inflación que reduce los salarios a cifras insignificantes y un sistema de salud en crisis, marcado por la escasez de medicamentos y de insumos esenciales.

Un símbolo de desigualdad

Para muchos analistas, la figura de Lis Cuesta se ha convertido en un símbolo de la desigualdad y el privilegio en Cuba. Mientras la propaganda oficial insiste en un discurso de resistencia y unidad, las imágenes de su entorno revelan una realidad marcada por el acceso a bienes de lujo, viajes internacionales costosos y una impunidad que profundiza el malestar social.

El episodio en China no es un hecho aislado, sino parte de una serie de momentos en que Lis Cuesta ha sido captada exhibiendo objetos de alto valor. Cada aparición pública refuerza la percepción de un abismo cada vez mayor entre la élite política y el pueblo cubano, que sobrevive en medio de carencias extremas. En un país donde la mayoría lucha por cubrir necesidades básicas, la esposa de Díaz-Canel se ha convertido en un símbolo de contraste, opulencia y desconexión con la realidad nacional.


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