En El Infernal, un pueblo en la provincia de Pinar del Río, a un grupo de residentes le surgió la idea, de convertir una carreta en una piscina rodante para amenizar el verano de los niños, recoge Telemundo 51.
La carreta llena de agua, halada por un tractor prestado por la cooperativa agrícola, regaló horas de alegría a los pequeños de un área rural en sus últimos días de vacaciones de verano.
«Mi tío tuvo la idea de poner el tractor en la carreta para poder halarla y que todo el mundo se divirtiera aún más», explicó una de las niñas, María Esther Pimentel.
Aunque no tienen un parque de atracciones o piscinas privadas o comunitarias, los niños han podido divertirse sanamente, gracias a esa chispa de ingenio que hace más llevadera la vida de los cubanos en tiempos de tanta carencia.
Doña Margarita, una abuela cubana es la encargada de los niños, mientras se bañan y divierten en la piscina rodante, ella contó que los infantes está muy emocionados con su atracción, aunque hay ciertas reglas, como subirse con los pies limpios y no ingerir alimentos dentro.
«Nosotros soñamos con que los niños nuestros no se vayan para otra comunidad, sino que sean los nuevos campesinos del futuro», dijo uno de los padres cubanos.